¡Guillermo del Toro esto!
¡Guillermo del Toro aquello!
¡Guillermo del Toro lo otro!

Y así mis oídos se taponaron, una y otra vez con ese nombre, donde la publicidad y los comentarios de los ilusos, invitaban a su obligado visionado, y yo, como manejable mundano que soy, decidí verla, y donde una vez más, quede atrapado en el basto océano de la mediocridad visual, en un producto que dejará huella, muy oculta, debajo de la eterna e infinita pesada piedra de la grandiosidad del cine.



La serie es de pena, no digo que sea mala, pero deficiente.



Actuaciones de chiste, ya de comienzo se nota que las frases, los diálogos e incluso los monólogos, no se los creen ni ellos mismos, por lo tanto, mal se empieza. Para mi gusto, el punto flaco de toda la serie.

El argumento, de bajada, con un buen comienzo, empieza a delirar de tal forma, que al final a saber como acabará, y es que tanta mezcla de elementos, al final puede llegar a ser tan saturado, que incluso el más hambriento del género acabe vomitando pena, aburrimiento e ira, si no se queda dormido.

Efectos, lo mejor, se nota donde se ha metido el dinero, pero como el argumento, va de bajada, y el nivel artístico del comienzo, se pierde con cada capítulo, donde hay momentos, que estos parecen incluso de escuela de arte de turno.



Estoy en cierta forma cansado, que la publicidad acabe engañando una y otra vez, y tendría que ser denunciable el dinero que se gastan en taponarnos de pérfidas delicias mediocridades visuales los oídos y hacernos perder el tiempo, cuando con series de menor presupuesto, menor nombre y menor renombre, me hacen disfrutar mil veces más.