El documental sobre el papel es muy atractivo, porque la muerte siempre lo fue, lo es y lo será, además si se le une escaladores sufridores en pos de alcanzar la cima del K2, pues es sinónimo de atención primaría.

Pero no todo es bueno, y tiene fallos, el primero y más importante es el hilo conductor, no se centra en la tragedia de cada uno de los muertos, si no es un homenaje póstumo al primer irlandés en pisar la cima, donde se nos muestra como el tipo más genial del mundo, una mezcla entre Motos y Teresa de Calcuta, un ser único (pero quién no lo es, cada uno de nosotros somos peculiares, y todas las personas muertas que he conocido, siempre las recuerdo por su buenos actos y no los malvados, y ¿ustedes?). Falta chicha. Carece del dramatismo general, porqué no murió una persona, si no 11 seres humanos, y entre ellos un par que fueron obligados alcanzar a San Pedro, donde por supuesto hubo fallos, pero lo más penoso es de trasfondo deja claro, que el escalador es sinónimo de egocentrismo ante una meta, un sueño, pero qué harían ustedes, ¿dejarían morir a un desconocido o alcanzarían su sueño, un sueño valorado en más de diez años de sufrimiento y entrenamiento y de más de 50.000 euros?

El segundo fallo es el montaje, en vez de ser lineal, como toda tragedia humana, para que la historia sea clara, manteniendo en todo lo posible la realidad y no intentar llevarnos al terreno del subjetivismo, dejando conclusiones personales, para el final, pero en este documental va dejando de lado el objetivismo a la vez que pierde esa linealidad argumental, con saltos innecesarios en la historia, que lo único que consigue es liar, sobre todo a medio documental, donde parece un pequeño lago argumental para ampliar la longitud del documental.

El tercer fallo, es la historia del italiano de los años 50 que no coronó pero fue artífice para la coronación por primera vez del K2 por parte de su compañero, y su tragedia personal durante estos últimos 50 años, no tiene cabida, sobra, eso es para otro documental. La historia es buena, pero ese debía haber sido el punto de origen del documental, pero nunca una historia paralela.

¿Entonces cómo es que le doy tan buena nota? Pues porqué nos ofrece buenas imágenes, grabadas en primera mano por los escaladores, y vemos la grandiosidad del K2, junto a buenos comentarios de los protagonistas, entre ellos la de un español solitario, y para rematar, para acercarnos a la historia han recreado escenas con actores, y eso siempre se agradece, ya que la vista, por desgracia, come más que las palabras. Pero sobre todo, y como dije al principio, la muerte fue, es y será siempre atractiva.

Disfrútenlo, sólo por ver la grandiosidad de la montaña ante el afán de aventura del ser humano, algo que poco a poco, a día de hoy, se está perdiendo, la aventura de vivir, aunque en un futuro espero un mejor documental sobre esa tragedia, ya que se han omitido muchos datos, y por supuesto, no ha sido nada objetivo e incluso hay datos que se han sacado de la manga.