Haz click aquí para copiar la URL
Estados Unidos Estados Unidos · 544 Camp Street. New Orleans
Voto de Jinete nocturno:
3
Thriller. Drama Cuatro jóvenes estudiantes con ganas de mucha juerga acaban en la cárcel, tras ser sorprendidas en una casa llena de drogas durante sus locas vacaciones escolares de primavera (spring break). Pronto salen bajo fianza gracias a un joven traficante de armas y de drogas (James Franco) que ve en las chicas a unas potenciales delincuentes que podrían serle útiles. (FILMAFFINITY)
10 de julio de 2018
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pongo la película y me enfrento a la intro. Tías buenas en bikini bailando completamente borrachas mientras se dejan manosear por todo aquel dotado de polla en 300 metros a la redonda. (Bien). Primeros planos de culos contoneándose al ritmo de la machacona música house. (Vamos a más). Fuera parte de arriba del bikini, tetas a tutiplén. (Vaya, qué sutileza. ¿Qué será lo siguiente?). Planos de todas esas tías sentadas en el suelo y abiertas de piernas mientras se meten sincrónicamente un polo en la boca. Dentro-fuera, dentro-fuera. Hasta el fondo, nena. Así me gusta, que se vea esa lengua juguetona. Miro por curiosidad el tiempo: llevamos cuatro minutos de peli y constato que he visto escenas porno con arranques más sutiles y elegantes. No, no intento ser sarcástico.

En efecto, Spring Breakers tiene alma de peli porno con ínfulas. Algo así como si Nicolas Winding Refn se levantase mañana en plena crisis de los cuarenta y quisiera hacer revival de lo más pajillero de su adolescencia. Oh, sí; unos planos preciosos. Festival de bikinis en tonos eléctricos sobre fondos neón, fotografía degradada y tirando a ocre -Nolan vive- y mucho plano detalle. Y no solo de tetas o de besos lésbicos, cuidao; esto es arte. También de los llorosos ojos de nuestras protas. ¿Hay algo más poético una lágrima falsa deslizando por la cara de una chica ultramaquillada?

Pero… Dejémonos de mierda esteticista wannabe. ¿Qué más tenemos?

Onanismo. La más absurda acumulación de fantasías salidas de la parte más reptiliana del cerebro masculino que te puedas imaginar. Supón que cogiéramos a un chaval de 14 años, le diéramos 50 millones y le dijéramos “rueda lo que te salga de la polla”. Déjalo, no lo supongas: eso es exactamente Spring Breakers.

Venga, entre tú y yo, ahora que no nos oye nadie: ¿A qué alguna vez ha caído pajilla con las tías buenas de HSM? Pues mira, te voy a meter a cuatro en bikini. Pero ojo, nada de actitud modosita Disney y que te corte el rollo, sino en plan zorrón arrastrado: soltando cosas como “Se me hace el coño agua cada vez que veo dinero”, fumando droga, metiéndose rayas, intercambiando besos lésbicos, tocándose el culo, simulando mamársela a pollas dibujadas en un cuaderno, y obligando a James Franco a hacerle una felación a una pipa antes de follárselo en grupo. ¿Qué? ¿Se te ha puesto dura? Un poquito sí, pillín.

Por supuesto, eso no es todo. Claro que no. Toda fantasía de adolescente pajillero necesita un contexto. Las chicas ya han sido presentadas, pero ahora tienes que beneficiártelas. Y para eso hay que impresionarlas, hacerse con su noble corazón de muñecas hinchables politoxicómanas. ¿Y qué mejor que un rollo “chungo”? Por favor, una de gánsters a lo GTA, cubiertos de cadenas y con pinta de “oye, que estoy muy loco”. A poder ser, con 20 kilos de heroína en la mesita de noche y dos docenas de armas automáticas tiradas sobre la cama. ¿Soy o no soy el puto amo? Pero ojo; en el fondo soy también un pedazo de pan y un perfecto caballero. Por eso, y porque tengo un par de millones tirados sobre la alfombra, al final las cuatro se enamorarán de mi y me dejarán que me las chingue. A lo mejor acabo mal por malote, pero me voy como un fucker. Fin.

Lo dicho. Eso es Spring Breakers: quizás la más pretenciosa y ridículamente disparatada película “softcore” que se haya rodado jamás. Todos sus intentos de ser transgresora y escandalizar dejarán frio a cualquier con más de quince años (o que no viva en un monasterio) Y sus ínfulas esteticistas y relamidas, lejos de disimular el desaguisado, lo hacen más evidente. Pulgar abajo.
Jinete nocturno
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow