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Estados Unidos Estados Unidos · 544 Camp Street. New Orleans
Voto de Jinete nocturno:
5
Thriller. Intriga. Terror Cuando Kate (Vera Farmiga) y John Coleman (Peter Sarsgaard) pierden al bebé que estaban esperando, todo se derrumba a su alrededor. Su matrimonio se tambalea y la mente de Kate se llena de pesadillas, miedos y temores. Para intentar recuperar la normalidad, la pareja se dirige a un orfanato local con la intención de adoptar a un niño. Allí se sienten extrañamente atraídos por Esther, una niña de rostro angelical (Isabelle Fuhrman). Pero ... [+]
18 de abril de 2014
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Jaume Collet-Serra no sabe lo que es la sutileza. Por lo visto, todo tiene que ser “la hostia”, el no va más, el triple salto mortal sin red sobre una moto. Lo suyo es no pasar desapercibido; epatar a cualquier precio… Incluso, y ahí está el problema, a riesgo de pasarse de rosca y acabar cayendo en el más bochornoso ridículo.

Una pena, porque la película, hasta su tercio final, me estaba haciendo disfrutar como un 'enano' y me tenía enganchado... Hasta que les ha dado por cachondearse del respetable.

En efecto, y en eso no engaña a nadie, todo es una sucesión de clichés, tópicos y homenajes/copias a otras películas. No es más que la enésima elaboración del eterno telefilm de sobremesa: sujeto aparentemente encantador pero pelín psicópata (nadie es perfecto) llega a familia desestructurada y monta la de Dios. Y por supuesto, ni siquiera que la hijaputa en cuestión sea una dulce niñita tiene nada de original: ahí están "La mala semilla" o "El dulce rostro de la muerte", y, en su versión masculina, a un estupendo Macaulay Culkin en "El buen hijo", a las que esta canibaliza sin complejos.

Pero, oye, la película hay que reconocer que pinta muy bien (aparentemente y al principio) y que consigue salirse un poco de lo previsible gracias a unos cuantos detalles de guion inteligentes y relativamente originales. Incluso su evidente efectismo telecinquero, construido a base de apariciones de la puñetera chiquilla en segundo plano con sonrisilla inquietante, trampas de montaje, golpes de la música y alguna escena sangrienta que, de pasada de vueltas, raya el splatstick, resulta simpático y casi parece un guiño autoirónico con el que uno tiende a ser indulgente, perdonando la retahila de chorradas y exageraciones. Es más, hay que reconocer que está muy bien rodada y que la niña, la “dulce” Isabelle Fuhrman , consigue ponértelos de corbata con su mirada desde su primera aparición.

De haber continuado así, tendríamos lo de siempre pero vitaminado: una película que no sería ni lejanamente una obra maestra y que no añadiría nada relevante al subgénero, pero que dejaría un buen sabor de boca gracias a su buena realización, y un par de toques originales. Pero no…

Y es que el bueno de Jaume tenía que “marcar territorio”, hacer algo "diferente"… Así que decidió meter el giro de guion más inverosímil y ridículo de la historia del cine (*). De tan mega-originales-ahora-te-vas-a-cagar que hemos querido ser, nos hemos caído con todo el equipo: sólo podía haber sido más lisérgico si hubiera resultado que la niña es un lagarto alienígena engendrado por una vampira inseminada con semen congelado de Hitler.

Si a eso le añadimos un final catastrófico, exageradamente (palabra clave de la película) alargado y tópico hasta al dolor que tira de los cliches de siempre y por acumulación, el resultado es que la película se hunde como el Titanic, dejando una sensación de sexo anal involuntario en todo espectador medianamente resabiado.

Una lástima. Aprobado por los pelos, y más que nada por la Fuhrman.

(*): Spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jinete nocturno
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