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España España · Madrid
Voto de Pedro:
6
Drama. Comedia. Intriga Estado de Nueva York, años setenta. Irving Rosenfeld (Christian Bale), un brillante estafador, y su inteligente y seductora compañera Sydney Prosser (Amy Adams) se ven obligados a trabajar para un tempestuoso agente del FBI, Richie DiMaso (Bradley Cooper), que sin querer los arrastra al peligroso mundo de la política y la mafia de Nueva Jersey. (FILMAFFINITY)
1 de febrero de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es fuerte la tentación de usar el título de la película para definir cómo me he sentido tras su visionado, pero no lo haré (tal vez acabo de hacerlo, je...) Lo cierto es que se trata de un trabajo de Russell -otro más- que me decepciona muy probablemente por las altas expectativas a las que lo eleva la crítica profesional y buena parte del público.

La trama que se supone con cierto misterio se deduce sin mucha dificultad. La culpa posiblemente sea ajena a los responsables del filme y la tenga en gran medida el traductor a español del título, quien debiera llevarse la medalla cuanto menos de plata (el que eligió el título en castellano del "Rosemary´s baby" de Roman Polanski no tiene rival) en el pódium de candidato a guillotina por "cómo reventar una trama en pocas palabras, cobrar por ello y ni despeinarse". La palabra inglesa "hustle" es ambigua; dependiendo del contexto puede referirse a algo ajetreado, y a lo sumo lo más cerca de la traducción que se ha elegido en relación con el mundo de los timadores, a un chanchullo en sentido coloquial. Lo cual sin duda es más sutil con el argumento y no hace que el desenlace sea tan predecible.

La narrativa es algo confusa fundamentalmente en los comienzos, y aunque se entiende, se antoja precipitada la sucesión de los hechos, donde se echa de menos un desarrollo y presentación pausada de los protagonistas de la historia. No sólo esa sensación se encuentra en el guión, sino en la propia realización, donde además los recursos técnicos no pasan de ser lo correctos que cabe esperar con un presupuesto sin complejos ya en el siglo XXI.

El punto que mantiene no obstante el interés se encuentra en las interpretaciones del cuarteto de personajes principales -Bale, Adams, Cooper y Lawrence-. Todos ellos con cierto mérito en sus roles, caracterización y expresividad, ayudan sin duda a que el hilo argumental, aun al límite, vaya remontando.

Recordar a Robert Redford, Paul Newman, Robert Shaw..., con los acordes inolvidables de Marvin Hamlisch, sirven para que George Roy Hill le propine un buen golpe a David O. Russell y de paso le enseñe a cómo darlo conjugando con alma la intriga, el drama y la comedia. Las algunas veces inevitables comparaciones debieran ayudar a poner cada cosa en su sitio.
Pedro
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