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Voto de Kyrios:
7
Drama Un aspirante a escritor regresa a su pueblo natal en Turquía, pero se siente abrumado por las deudas y problemas que tiene su padre.
2 de agosto de 2019
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Peral salvaje se trata de la última película de Nuri Bilge Ceylan, un director turco que película tras película se consolida como una de las visiones más atrayentes desde fuera (o en los márgenes) de Europa. En este caso la obra fue estrenada en el Festival de Cannes dentro de la sección oficial así como en el festival de Sevilla del año 2018.

La película tiene parte de biográfico, pues el guion está basado en la vida de Akin Aksu. ¿Y quién es este hombre? Pues precisamente un conocido del director de la película, que por casualidades del destino, después de una conversación larga y relajada con él y su mujer, les convenció para presentarles un escrito sobre su vida y la de su padre. Tiempo después, cuando Nuri Bilge Ceylan ya no esperaba ninguna contestación, recibió un manuscrito de 80 páginas, que encandiló al director por su naturaleza y su candidez.

Por otra parte, no cito por casualidad a la mujer del director, Ebru Ceylan, porque no solo aparece acreditada como guionista, sino que siempre es una herramienta indispensable en las películas del director turco, un soporte en el que Nuri Bilge Ceylan puede apoyarse.

La película, al presentarnos el regreso del personaje protagonista al pueblo donde nació después de haberse licenciado, hace una mirada de cero hacía esa misma vida, que es la visión que se le comparte al espectador. Así, la presentación de todo lo nuevo y sobre todo, lo viejo, se hace siempre bajo la tutela de nuestro estudiante Sinan, que es nuestro particular cicerone.

Difícil sería clasificar la película como una obra totalmente realista, aunque lo pudiera parecer leyendo la sinopsis o mirando el trailer. Pero lo cierto es, como bien le cuenta un escritor célebre a nuestro protagonista, la mirada del director o artista se posa siempre sobre unas cosas y no sobre otras, con lo que al hacer esta criba, ya se está dejando el realismo total de lado.

El peral salvaje es una película preciosa, con una fotografía excelsa...pero no es una de esas películas pensadas exclusivamente para deleitar al espectador simplemente mediante el uso de su imagen. Tampoco queda relegada esta a un segundo plano, sino que se produce una "mágica" fusión que precisamente rompe con el realismo anteriormente comentado que podría suponer el argumento. Se retrata la cotidianidad sí, pero esta misma aparece bajo un tamiz muy personal, que es la propia mirada del director, y donde a veces él quiere poner el foco. Pueden ser las propias gaviotas en un plano que duran un poco más de lo normal, puede ser ese soplar del viento que hace que uno se estremezca o puede ser esa melancolía que acompaña continuamente a nuestro personaje principal.

En este sentido, la película se aleja de cualquier otra película pretenciosa de aquellas etiquetadas como falsamente "hiperrrealistas" y que en su dejada puesta en escena en realidad ocultan los defectos de un cineasta sin talento. Aquí hay talento, y a raudales, pero para ello el director no necesita pavonearse, como si lo hacen muchos otros, especialmente más allá del charco.

Al tratarse de una película de más de tres horas de duración, es normal que la obra abarque numerosos temas, pero podemos dibujar dos conceptos principales que se repiten durante todo el filme. Por una parte, tenemos al personaje protagonista interpretado por Dogu Demirkol, que es un personaje que es una "rara avis" de la sociedad. Es un ente totalmente opuesto a la sociedad, que en parte la odia por rechazarle y en parte la envidia (como envidia al escritor). Pero es obvio que empatizemos con él porque Sinar, es un hombre que ha entendido la absurdez de nuestra sociedad contemporánea. Sinar ya está harto de seguir las pautas corrientes: casarse, buscar un trabajo corriente, tener hijos. Es normal que nosotros como espectadores tengamos esa misma frustración juvenil que tiene Sinar. Además Sinar tiene destellos de genio, que en parte están atascados en la medianía de vida que lleva, y en la medianía de ciudad donde vive.

Y por otra parte, está la relación paterno-filial, entre Sinar y su padre, Asuman, interpretado por Bennu Yildirimlar. El padre representa todo lo que el hijo odia. Asuman se ha convertido en un animal, no en el sentido de ser un bestia, sino en el de ser una simple marioneta que ni siquiera es capaz de alimentar a su familia porque debe muchísimo dinero en deudas absurdas que es incapaz de controlar. Sinar ve en su padre un hipotético reflejo de lo que el no quiere convertirse. Pero la relación entre ambos no está contada como en un melodrama barato, sino que Nuri Bilge lo presenta desde su barrido personal.

Conclusión

El Peral salvaje es una película realmente disfrutable. Las tres horas de duración pueden alejar a más de uno, pero sería un error, porque la película no es para nada un ejercicio de onanismo, sino más bien un regalo vital en el que además puede verse una Turquía real, lejos de las miradas sensacionalistas europeas.

Crítica escrita para https://cinemagavia.es/
Kyrios
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