Pues parece que ese repaso personal que estoy haciendo por el cine de la década de los noventa, me está enseñando material muy interesante.

Phil Joanou apuesta a lo seguro, y sigue explotando el cine de las bandas, las mafias y los negocios ilícitos que tan buen resultado dio en dicha época. Si a esto le sumas un reparto de auténtico lujo, Sean Penn con apenas unas diez pelis a sus espaldas, Robin Wright su ex esposa, no llegaba a cinco, Gary Oldman por el estilo al primero y así sucesivamente con la mayoría del reparto que hoy día son caras archiconocidas. Particularmente me ha encantado el papel de alocado de Oldman, muy alejado de los registros habituales.

La historia en si parece plomiza al principio, o eso me pareció, sin nada especial o que me llamase especialmente la atención, hasta que llegado el momento entramos en materia con cosas más serias. En especial cuando llega la figura del personaje de Ed Harris y su mano derecha y comienzan a hacer limpieza para asegurarse un porvenir enriquecedor, sin importarle esos daños colaterales. Es ahí donde se descubre el pastel muy rápido para mi gusto del personaje de Penn. Sin embargo, luego lo entiendes perfectamente y las piezas encajan solas. Como cine de mafia no es de lo mejor que he visto, pero si consigue esa atmósfera de cine negro que tanto me gusta y de esa cierta incertidumbre sobre lo que pasará. Genial la escena del grupo en el edificio esperando la llamada y acudiendo al restaurante...cada plano es pura magia, de lo mejor que recuerdo en la película.

Hasta la historia de amor me ha llenado, cosa que normalmente no ocurre porque lo veo algo extra de forma innecesaria o muy forzado, en ésta ocasión ni una cosa, ni la otra. No solo viene bien como aporte a la trama, sino que el personaje de Robin Wright tiene vida propia y es fuerte.

Muy recomendable.