Antes que nada reconocer que la novela no la he leído, no me atrae ese tema para nada, vamos, que actualmente me leí la primera entrega de 50 sombras de Grey y me parecería igual de patética. No saber jugar con el erotismo ni el deseo.

Las edades de Lulú navega por un alambre muy fino, el de la credibilidad. Si esto no existe, es imposible que el producto funcione. Bigas Luna tenía prisa en sacar esto adelante me da la impresión, ya que no ha tenido la paciencia para presentar a Lulú y sus curiosidades sexuales. Una chica de 15 años, es invitada al cine por el mejor amigo de su hermano y sin unos momentos previos de iniciación sexual, ya le están metiendo mano y cantándole un karaoke al chaval en su coche. Venga ya colega, esto no hay Dios que se lo crea. Y arrancando con ésta idea, nos iremos encontrando cosas increíbles y poco reales en este guión que nos irá alejándonos cada vez más del supuesto interés que despertaría una película erótica.

Y no me voy a molestar en comentar nada del mundo oscuro al que llega Lulú cuando abandona su hogar y aparece Javier Bardem, más preocupado en hacer real que le está aflojando la batata a su compañero de juegos sexuales, que en hacer una interpretación creíble.

Sigan mi consejo, no pierdan el tiempo, ni los amantes del cine X.