Alguien dijo alguna vez que tememos lo que desconocemos y eso es una gran verdad. Cuando pasas por algún sitio que no conoces, no vas tan cómodo, lo mismo te ocurre cuando estás con gente que no conoces o ves algo que te produce rechazo. Normalmente es la falta de conocimiento lo que produce eso.

¿Te asustan la gente con piercings? No, te asusta lo que transmite porque no los conoces, no por los piercings. Con los tatuajes o el color del pelo ocurre igual. Shane Meadows aprovecha este pensamiento y lo transforma en una lacra social muy extendida en Inglaterra, los skinheads. Personajes que se creen en posesión de la verdad absoluta y los dueños por ley de decidir quien puede habitar su país y quien no. Obviamente cualquier extranjero es mal mirado y ya no te cuento si su piel no es precisamente blanca.

El acierto de la cinta bajo mi punto de vista está en verlo todo desde la óptica de un chaval de apenas 12 años, joven, sin formación, sin malicia, manipulable, la víctima perfecta para caer en estas redes, pero este chico es algo diferente, no traga con todo, es duro y ha perdido a su padre en la guerra de Las Malvinas. Con estos chavales se acercará para ser aceptado en un grupo, ya que se meten mucho con él en el colegio. Aquí se encuentra cómodo y encuentra el apoyo de su propia madre. Descubre lo que es la camadería, el buen rollo, la ropa de marca y hasta el amor...pero no todo es color de rosa. Y lo descubrirá con sus propios ojos cuando Combo sale de prisión y comienza a sembrar una semilla diferente en el grupo.

Majestuosa, muy creíble y natural la actuación de Thomas Turgoose.