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México México · Monterrey
Voto de Quique Mex:
7
Drama Martín y Fernando se encuentran en la recepción del edificio donde trabajan. De pronto, un terremoto los sepulta debajo de siete pisos de concreto y metal retorcido. Son las 7:19 am del 19 de septiembre de 1985. Martín y Fernando son de universos distintos, el destino los obliga a afrontar la muerte juntos; ahora, más que nunca, tendrán que derribar las fronteras que los separan. (FILMAFFINITY)
24 de septiembre de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El 19 de septiembre de 1985 la Ciudad de México cambió para siempre, cuando un devastador terremoto de 8.1 grados en la escala de Richter, el más significativo del que se tenga registro, sacudió a una ciudad que apenas despertaba, justo a la hora que señala el título de la película de Jorge Michel Grau (Somos lo que hay), un hecho al que el cine mexicano no se había acercado de manera seria.

La película de Michel Grau se ubica en un edificio de gobierno de siete pisos en la Ciudad de México, centrándose en dos de sus personajes, Martín (Héctor Bonilla), el velador del edificio a dos semanas de su jubilación, y el licenciado Fernando Pellicer (Demián Bichir), un funcionario de gobierno quien es la autoridad máxima del edificio.

A la hora señalada el edificio se desploma, cayendo sobre las personas que ahí laburan una mole de concreto y acero que termina atrapándolos, la oscuridad es lo que reina entre los sobrevivientes, quienes se comunican entre si tratando de entender lo que está pasando, Fernando está inmovilizado con una viga sobre sus piernas y encuentra cerca de él una linterna que le permite ubicar a Martín atrapado entre su escritorio, mientras todos deberán esperar a que los rescaten.

Lo que más se destaca en este tercer largometraje de Jorge Michel Grau es su poderosa puesta en escena, con un efectivo plano secuencia justo al inicio de la película, que con una notable precisión en su ejecución nos presenta a todos los personajes y ubica a los espectadores en la geografía de la recepción que posteriormente colapsará.

Después y ya con el edifico colapsado, Michel Grau crea una atmósfera que se torna tensa, opresiva y asfixiante, cambiando por un momento la relación de aspecto a un formato cuadrado que vuelve al relato más claustrofóbico, haciendo uso de recursos mínimos y con sus dos únicos personajes en pantalla prácticamente inmovilizados y casi a oscuras, en un destacable trabajo de Bonilla y Bichir, y un diseño de producción que dota de realismo y verosímil al relato.

Ante la imposibilidad de la acción, los diálogos tomarán el protagonismo, con un efectivo diseño sonoro que va desvelando la humanidad de esos seres luchando por sobrevivir, en un juego que se plantea desde una marcada lucha de clases que se percibe por momentos forzada y con algunos subrayados, donde entre pinceladas de un bienvenido humor emerge una aguda crítica a la corrupción y los abusos de poder y se percibe un desencanto social generalizado, usando al terremoto y sus consecuencias como metáfora de la triste realidad de un país que a 31 años nos sigue aplastando.


http://tantocine.com/719-de-jorge-michel-grau/
Quique Mex
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