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Polonia Polonia · Suena Wagner y tengo ganas de invadir
Voto de Normelvis Bates:
7
Drama. Comedia A Julie, una enfermera inexperta, se le confía el cuidado de René, un hombre que sufre una complicada enfermedad degenerativa que le provoca un comportamiento irascible e insoportable. René confiesa a la joven que desearía hacer el amor con una mujer antes de que su enfermadad avance y le imposibilite tener relaciones sexuales. Propone a la enfermera que le busque una chica dispuesta a hacerlo. Julie accede y se pone a buscar la mujer ... [+]
12 de septiembre de 2010
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tal vez sea injusto, pero suelo desconfiar, de entrada, de las películas que hablan de discapacitados físicos, de seres humanos postrados en camas o sillas de ruedas o cruelmente devorados por alguna enfermedad terminal. Suelen ser, casi sin excepción, oportunistas, falsas y huecas, y tienden con descaro el cepo del “basado en hechos reales” para hacer que los espectadores sin discapacidad se sientan sucios y miserables por estar sanos, para convencerles de que no merecen esa suerte, de que hay que expiarla pasando por taquilla y llorando un ratito a moco tendido por el pobre invalidito de turno*.

Lo extraño, sin embargo, es toparse con películas que se desvíen de esa norma y traten a los discapacitados como a auténticas personas, con sus bondades y sus bajezas, y que integren sus problemas cotidianos en una historia no exclusivamente enfocada a resaltar los aspectos más sórdidos y degradantes de su enfermedad, no digamos en clave de comedia, algo que Jean-Pierre Sinapi logra con bastante éxito, en mi opinión, en esta película.

René sufre una miopatía que está acabando uno a uno con sus músculos, pero eso no significa que sea un angelito. Es más, en palabras de una de sus cuidadoras, este amante de Karl Marx y del porno extremo no es más que un “hijo de puta sobre ruedas”. Es sarcástico y cruel, insulta y veja al personal del centro en que está internado, se burla de sus compañeros, convivir con él se ha convertido en una auténtica pesadilla. Hasta que llega Julie, su nueva cuidadora, y comprende lo que es de cajón, que el culpable del insoportable carácter de René es uno de los músculos de su cuerpo, que sigue activo y reclama ser atendido como es debido. Que, como aquel personaje de “Amarcord”, René se ha encaramado a un árbol y pide a gritos una mujer. Que lo único que pide René, hablando en plata, es meterla en adobo.

La odisea de Julie en busca de una puta para René transforma lo que podría haber sido un auténtico dramón en una desacomplejada y vitalista comedia en la que los discapacitados son personajes activos y no simples objetos expuestos para la lástima o la reflexión supuestamente elevada acerca de su condición. La historia de René se entreteje con las de otros internos del centro, como la de ese musulmán renegado, devoto de Johnny Halliday y la virgen de Lourdes, que desea fervorosamente ser bautizado, para ofrecer un retrato veraz y cercano de los afanes cotidianos de estos seres. Es una película modesta y simpática, rodada sin alardes técnicos ni pretensiones de trascendencia, en una clínica en que convivían actores profesionales (espléndidos Olivier Gourmet y Nadia Kaci) y auténticos discapacitados. Y aunque se trate de otra película basada en hechos reales (Julie es, en realidad, la propia hermana del director), no hay cartas marcadas ni juego sucio: al final de la representación, los actores saludan y desfilan ante nosotros los auténticos protagonistas de los hechos. Sin dobleces ni hipocresía. Sin trampa ni cartón.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Normelvis Bates
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