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España España · Madrid
Voto de enrique:
10
Drama El objetivo de Andrew Neiman (Miles Teller), un joven y ambicioso baterista de jazz, es triunfar en el elitista Conservatorio de Música de la Costa Este. Marcado por el fracaso de la carrera literaria de su padre, Andrew alberga sueños de grandeza. Terence Fletcher (J.K. Simmons), un profesor conocido tanto por su talento como por sus rigurosos métodos de enseñanza, dirige el mejor conjunto de jazz del Conservatorio. Cuando Fletcher ... [+]
8 de octubre de 2016
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El primer pensamiento que suscita Whiplash es: hay límites para conseguir el éxito? Hay que aguantar todo y más para conseguir ser excelente, marcar la diferencia, ser único y aportar algo diferencial a la Humanidad? Todos llevamos un sello genético propio, pero está claro que son, en la mayoria de los casos, las condiciones ambientales las que hacen que se desarrolle nuestro potencial latente.

Esta es una película sobre los valores de la persona, pero para mí es sobre todo una reflexión sobre el éxito y el camino hasta la cumbre.

Hay dos figuras centrales, y el resto son satélites que les acompañan en su pugna particular. El estudiante, joven promesa como batería en la escuela de música Shaffer. De otra parte, el temido e icónico director de la orquesta, xxxxx, un prestigioso y durísimo "gestor" que piensa, y como tal lo ejerce, que el camino hacia ser único sólo pasa por romper la norma. Y es curioso, porque en su dirección de la orquesta controla hasta el más mínimo desafino o destiempo en la ejecución de cualquier compás. No hay quien se desvíe sin sufrir la humillación y la repulsa pública del director.

Alguien podría pensar en el director como líder o como enseñante. Si la definición de líder fuera extraer lo mejor de una persona llevandolo a situación límite, aquel punto donde aparece la excelencia, o donde la personalidad se quiebra, podríamos pensar que el director lo es: pero no lo es porque no hay liderazgo allí donde se es seguido por sentimientos de superación de las dificultades límite o egocéntricos de ser el mejor. Eso es una pelea abierta que a través de una receta de resultado incierto seguramente deja más personas en la cuneta que la historia de los nombres recordados.

Si el director fuera enseñante deberíamos entonces pensar en los medios usados y los objetivos alcanzados. La escuela Shaffer es la más prestigiosa del país, y los mejores talentos quieren ser dirigidos por xxxxx, pese a sus métodos extremos de interaccion personal. Es difícil decir que el director no es un buen enseñante, si bien es fácil no estar de acuerdo con sus métodos. Pero quizá la pregunta es: qué hay tras la trastienda de las grandes obras? Porque sólo vemos el resultado, y no podemos por éste saber si el proceso ha sido o no el correcto. Sólo vemos el resultado del proceso.


Surge la reflexión del compromiso con el éxito del sistema educativo americano, de forma que se puede mirar hacia otro lado cuando los resultados son los que se buscan. El instituto Shaffer sólo expulsa al director cuando hay sospechas de suicidio de un antiguo alumno por ansiedad extrema.

Frente al todopoderoso director, está la personalidad obcecada del estudiante xxxx. Su vida se convierte en una obsesión por emular al ídolo de la batería xxxx, abandona una relación sentimental porque anticipa que será un obstáculo en su camino. Sólo empatiza con su padre, un rol acogedor donde los haya, siempre apoyando a su hijo bajo cualquier circunstancia. Una vez más, la duda surge sobre sobre el "proceso": cómo la persona y la humanidad avanzan haciendo cosas distintas de forma distinta y seguramente con una entrega sin reservas. Thomas Alva Edison se negó a admitir fracasos en su invención de la bombilla, sólo 999 formas de no hacerlo correctamente.

La película recuerda dos caminos separados que se unen al final en sorprendente y violenta confluencia. Hay un punto de clímax donde no son adversarios, son aliados en ese momento mágico que convierte en histórico el esfuerzo límite, ese punto donde el talento para llegar es necesario, pero no suficiente para triunfar.

Una cita injustamente ausente de las grandes carteleras, no sólo por la magistral interpretacion de Alex Simmonds, sino por las reflexiones que genera a cualquier asistente sobre los límites en la exigencia educativa de cara a conseguir avances que quedan en el recuerdo.
enrique
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