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Voto de jastarloa:
7
7,1
57.283
Thriller. Acción. Drama
Yuri Orlov, un traficante de armas ruso, recorre los países en guerra intentando eludir no sólo la persecución de un implacable agente de la Interpol, sino también la de sus rivales en el negocio e incluso la de alguno de sus clientes, todos ellos importantes dictadores. (FILMAFFINITY)
3 de abril de 2007
96 de 130 usuarios han encontrado esta crítica útil
Andrew Niccol, como guionista, es un crítico directo pero irónico, agresivo pero sutil; pero como director, en esta ocasión, me resulta artificial y artificioso, sobre todo al comienzo. Me costó entrar en una película que tira de recursos demasiado complicados y que se encomienda a un Nicolas Cage demasiado protagonista, cuya voz acelerada (cuando está en off, apenas toma aliento) no dejará de martillearnos los oídos enunciando muchas frases cortas que pretenden ser más ingeniosas de lo que en realidad son.
Pero al final entré en ella gracias a la mala leche que destila su sentido del humor y a una historia que, a pesar de todo, es curiosa y entretenida.
Lo mejor: los imaginativos títulos de crédito; las balas saliendo disparadas de la ametralladora mientras suena la campanilla de una caja registradora (chiquiclín, chiquiclín); y unas cuantas frases: "Yo les vendo armas a los pacifistas", la mítica "La culpa es de la MTV", etc.
No deja, para los que nos vemos cientos de películas al año, recuerdos duraderos, ni tampoco supone, en última instancia, una reflexión trascendental sobre el negocio de las armas, pero ayuda a pasar un rato muy entretenido.
Pero al final entré en ella gracias a la mala leche que destila su sentido del humor y a una historia que, a pesar de todo, es curiosa y entretenida.
Lo mejor: los imaginativos títulos de crédito; las balas saliendo disparadas de la ametralladora mientras suena la campanilla de una caja registradora (chiquiclín, chiquiclín); y unas cuantas frases: "Yo les vendo armas a los pacifistas", la mítica "La culpa es de la MTV", etc.
No deja, para los que nos vemos cientos de películas al año, recuerdos duraderos, ni tampoco supone, en última instancia, una reflexión trascendental sobre el negocio de las armas, pero ayuda a pasar un rato muy entretenido.