Esta vez la gracia está más en las situaciones que en los diálogos. Me pareció genial (otra vez) la idea de partida; lo de la adopción, la búsqueda de la madre biológica y el reencuentro del final. El interés radica en la relación entre una admirable Sorvino y Woody, la cual ofrece las dos mejores escenas de la película: la primera visita y la "entrevista" con el chulo.
Lástima que Bonham Carter esté peor que sosa y que el coro griego no deje de ser una simple "gamberrada" que no aporta absolutamente nada, ni bueno ni malo. También podrían haber prescindido de la típica explicación ulterior sobre los rumbos que han tomado las vidas de los personajes.