¡Me encanta el cine argentino!, pero la mini serie de HBO tiene un serio problema en una de las aéreas más sensitivas de un film, su guión.

Para empezar hay que preguntarles a los productores y directores ¿quién es su asesor policiaco? Verdaderamente se pueden apreciar en el film una serie de errores garrafales de procedimiento policiaco. No existe un verdadero desafío entre el asesino en serie y una policía tan inepta en procedimientos que pierden la vida y la de otros por sus propios errores.

Además, ¿qué es eso de alternar un director en cada dos episodios? Alberto Lecchi y Jorge Nisco tienen que aprender de los hermanos Joel y Ethan Coen (“No Country for Old Men” 2007) o Andy y Lana Wachowski (“The Matrix” 1999). Sus estilos son totalmente diferentes, ahora comprendemos los cambios de conducta de los personajes de Renzo Márquez y Bruno Costas, ¡parecen bipolares!

El personaje de Renzo Márquez (Julio Chávez) es un antihéroe sumamente patético, un individuo arrogante y pedante, que renuncio a la policía y que nunca debió ser readmitido por carecer de lo más básico de un oficial policiaco. El film lo salva la actuación del actor Villanueva Cosse (Marcos Márquez), excelente actor uruguayo, sumamente convincente en su personaje de hombre limitado en una silla de rueda, pero demostrando una gran paciencia, prudencia y sabiduría.

Por lo demás, no se puede negar que la mini serie posee un suspenso muy atractivo, con grandes momentos de inquietud y expectación, lo que motiva verla hasta el final. Su música ambiental es extraordinaria, y su tétrico y morboso maquillaje de las victimas es de primera.