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España España · Santander
Voto de burton:
8
Comedia Cuando el director de una importante empresa se suicida, todos los accionistas se ponen de acuerdo y elaboran un plan para obtener los mayores beneficios posibles: se trata de poner al frente del consejo de dirección a alguien fácilmente manipulable. Todo parece sencillo hasta que entra en escena Amy Archer. (FILMAFFINITY)
3 de febrero de 2007
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Especie de revisitación del subgénero de comedia conocido como "srewball comedy" que tuvieran su máximo apogeo durante los años 30 y 40 del s., XX.

Junto a los Cohen y recluídos en una casa para el guión de esta película se juntó además el mítico productor y cineasta de películas de terror de culto como la legendaria "Posesión infernal", Sam Raimi.

Los tres, inspirándose en aquel mencionado género, tomaron buena nota de obras de Preston Sturges, Hawks, y sobre todo de obras del insigne Frank Capra y sobre todo su "Qué bello es vivir", uno de cuyos planteamientos sirve de arranque de esta película.

Las "screwball comedies" de antaño solían agrupar una serie de parámetros que crearon su impronta propia como fueron el estar narradas bajo el trasfondo de una convulsa situación económica donde parejas formadas por personas a priori muy distintas entre sí, terminaban uniéndose con la mujer "llevando siempre los pantalones", y donde los concisos y punzantes diálogos se sucedían de forma vertiginosa (el curioso personaje de Buzz el ascensorista así nos lo confirman).

De un comienzo prometedor, la película va diluyéndose progresivamente en un marasmo de metraje interminable que hubiera dado incontestablemente más de sí en detrimento de la longitud de cinta.

Es evidente que los Cohen pensaron en el George Bailey a punto de arrojarse puente abajo del "Qué bello es vivir" de Capra a la hora de mostrar la desesperación de su protagonista, el pobre diablo Norville Barnes en los albores de la película dentro de la reconocible estructura circular a modo de prefecto flashback, tan redonda como aquel famoso y enigmático dibujo con que el mencionado personaje de Barnes presentaba sus credenciales en aquel diciembre de 1958 en busca de trabajo después de graduarse en la escuela de Muncie hasta ir a parar al departamento de envíos de la industria Hudsucker.

No en vano y siguiendo con lo circular, los Cohen homenajearon con esta película el sempiterno y recurrente concepto medieval de "la rueda de la fortuna" como explicación del destino absolutamente aleatorio, y precisamente en la perfección geométrica de aquel enigmático círculo dibujado por el ingenuo personaje de Barnes, encontró éste su anhelado talismán; el hula-hoop y cuando éste se acabó finalmente le daría continuidad con el frisbee.

Y todo narrado con aquella famosa voz en off narrativa del personaje de Moses, aquel negro de acento sureño encargado de hacer funcionar el engranaje de la maquinaria del reloj instalado en lo alto del edificio de las Industrias Hudsucker, justo uno por encima de donde se tiró el mecenas fundador de la empresa Waring Hudsucker y que los Cohen copiaran de aquel suceso verídico acaecido en 1975 del famoso empresario norteamericano Eli M. Black.

R E C O M E N D A B L E.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
burton
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