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Voto de Sandro Fiorito:
7
Thriller. Drama Tras robar en un casino, los hermanos Addison y Liza (Eric Bana y Olivia Wilde) se dan a la fuga, pero sufren un accidente de coche. Deciden entonces separarse para llegar hasta la frontera canadiense, pero los sorprende una terrible tormenta de nieve. Mientras Addison emprende el camino campo a través, sembrando el caos a su paso, a Liza la recoge un ex-boxeador (Charlie Hunnam) que se dirige a casa para celebrar con sus padres (Sissy ... [+]
15 de noviembre de 2013
29 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
En La huida de Stefan Ruzowitzky (Los falsificadores, 2007) esperaba un argumento más tópico y acorde con el título que le ha sido impuesto en España, viniendo inmediatamente a mi cabeza otras cintas de tramas inmersas en nevadas como En la niebla (2012) o Infierno blanco (2012), en las que la supervivencia de sus protagonistas es la base sobre la que reposa su historia. También me he acordado de la excelente Fargo (1996), apunte muy difícil de guardarse debido a una determinada escena que guarda un descarado parecido con el trabajo de los hermanos Coen. No son pocas las películas en las que podemos encontrar los ingredientes de supervivencia frente a condiciones climatológicas extremas, personajes al límite y lugares infinitos cubiertos por un amenazante manto blanco que promete arropar peligros. Pero en “Deadfall” más que ser esto un ingrediente principal, es la guarnición de un plato cuyo sabor quiere sorprender con algo diferente. Y a veces, lo consigue.

Lo consigue porque lleva su historia de fugitivos y perseguidores más allá de la mera sucesión de secuencias por las que los personajes deberán resistir ante lo imposible. Y es que la dirección apuesta por dividirlos -separándolos por diferentes situaciones que después pretenderán unirse- para que no nos cansemos de un excesivo relato de supervivencia en pantalla, ni caigamos en una historia que sólo muestra dos bandos. Aquí los protagonistas se dividen en varias facciones: fugitivo uno, fugitivo dos, fugitivo tres (y que nada tiene que ver con los anteriores puesto que él huye de otra causa), oficina del Sheriff (con sus propias intríngulis internas) de un recóndito condado fronterizo de Michigan y una familia feliz que sólo quiere celebrar una buena cena de Acción de Gracias. Desde cada parte se nos muestran unas personalidades muy interesantes, cada rol con unas preocupaciones y una determinada profundidad relativamente bien construida, y fusionándose todos estos enfoques para constituir en su conjunto una completa maraña que analiza un puñado de personajes desgraciados.

Los problemas, más allá de la previsibilidad de algunos desenlaces y lo incompleto o forzado de ciertas subtramas, salen a la superficie cuando intentan convertir una bien ideada historia de dos desconocidos que sienten una repentina tensión sexual -y que bien pudiera haberse llevado por ese camino, dándole juego a una trama más pícara, madura y desvergonzada-, en un romance idiota tan lleno de inocencia como de tomadura de pelo. Que en el 80 % de las películas, sea cual sea el género, tengamos que mamar sí o sí una historia de amor, vale. Que en el cine parezcan no existir las relaciones entre gente físicamente normal o simplemente, fea., vale. Que sólo pueden valer aquellos romances en los que ambos, además de actores, también pueden ser -o ya lo son- modelos, también okey. Pero ya que tragamos con esto, al menos que la realización se moleste en unirlos de una manera creíble.

Pese a ello, de lo que estoy muy seguro es de una cosa. Ni me he aburrido, ni he mirado el reloj, y cuando me he tenido que levantar para irme de la sala lo he hecho satisfecho por la sensación de haber visto una película que me ha ofrecido muy buen entretenimiento, gracias a la tensión de ciertas escenas, a la diversidad de sus personajes, a los admirables parajes en los que se desarrolla su historia y a sus flecos más cercanos a las road movie . De su reparto, me quito el sombrero ante Kris Kristofferson (lamentablemente, muy desaprovechado) y Sissy Spacek, ambos conscientes de que son capaces de emocionar hasta sin pronunciar una palabra: y es que sus miradas penetran, embelesan, enamoran. Eric Bana también me ha resultado muy atractivo en su papel. Charlie Hunnam lo único que ha hecho ha sido cambiar su moto de Sons of Anarchy por una SuperCab (una camioneta Ford F-250), no necesitando ni esforzarse para cumplir con un rol cuya personalidad parece calcada de la de su personaje en la célebre serie televisiva. Olivia Wilde hace de la sensualidad su bandera, pero su rol está bastante difuminado.
Sandro Fiorito
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