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Voto de Sandro Fiorito:
10
1999
David Chase (Creador), Timothy Van Patten ...
8,5
59.172
Serie de TV. Thriller. Drama. Comedia
Serie de TV (1999-2007). 6 temporadas. 86 episodios. Crónica de la vida cotidiana y de las aventuras personales y profesionales de una familia mafiosa que vive en Nueva Jersey. Son gentes sencillas, pero implacables en sus ritos y tradiciones. La trama se basa en las confidencias del "capo" Tony Soprano (James Gandolfini) a su psicoanalista, la doctora Melfi (Lorraine Bracco). (FILMAFFINITY)
24 de noviembre de 2011
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hay algo que de verdad diferencia a “Los Soprano” de cualquier otra caracterización de la Mafia a través del cine y la televisión es esa capacidad de sus creadores para imprimir sobre cada uno de los rostros protagonistas de esta organización criminal una personalidad que logre transmitir la perfecta naturalidad de sus vidas. Roban, estafan, trafican y asesinan infundiendo verdadero terror de puertas para afuera, pero una vez todo queda en casa podemos ser testigos de cómo las personas más despreciables del mundo pueden convertirse en seres que despiertan auténtica simpatía. A esto llegamos por el esfuerzo que esta producción demuestra en ofrecernos una visión muy personal de los integrantes de la Mafia norteamericana, dejando completamente abiertas las puertas de sus vidas para que veamos todas sus pequeñas y grandes preocupaciones familiares o personales, además de la expresión de sus ilusiones y proyectos de futuro. Este recorrido a través de sus sentimientos sirve también para que la trama se adentre en cuestiones morales que plantean directamente el dilema de si el honor, respeto y cariño que se dispensan entre los criminales dentro de la Mafia es algo auténtico o simplemente una llana hipocresía impuesta por las viejas tradiciones italianas, empleada para poder pisotear a todos aquellos que se interponen en el camino del aspirante a un puesto más alto dentro de la organización. En saber si los amigos que tienes son de verdad o una mera pantomima.
Sucede así con su protagonista principal, Tony Soprano que ya desde el primer episodio acude a una psicóloga, la Dra. Melfi, por unos supuestos ataques de pánico que dejan entrever una personalidad depresiva. La terapia a la que acude sirve como hilo conductor de las confesiones más personales del capo, que entre los suyos desde luego jamás podría dar muestras de ningún tipo de debilidad, pues dentro de su ‘negocio’ todo se sostiene en unos superficiales cimientos sobre los que se construye la mítica y tópica imagen de los mafiosos. Además, Tony, orgulloso y contundente pero en el fondo con buen corazón, debe lidiar con el estrés de tener que organizar dos familias, la suya propia y la organización criminal. En la suya encuentra la entregada ayuda de su esposa Carmela, quien intenta ser una buena madre para sus hijos -soportando incluso las infidelidades de su marido- y una excelente ama de una casa donde no se respira olor a Mafia: entre sus familiares están vetadas esas conversaciones. Tony no se lleva el trabajo a casa.
Y luego está ‘La cosa nostra‘. Tiempo atrás, durante las décadas de los 50-60 la Familia de Nueva Jersey era tema del padre de Tony, Johnny Boy, y de su tío Junior. Hoy las cosas han cambiado y el poder está reñido, algo a lo que deberá enfrentarse Tony para llegar al punto que decidirá el rumbo de las seis temporadas que dura la serie.
(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
Sucede así con su protagonista principal, Tony Soprano que ya desde el primer episodio acude a una psicóloga, la Dra. Melfi, por unos supuestos ataques de pánico que dejan entrever una personalidad depresiva. La terapia a la que acude sirve como hilo conductor de las confesiones más personales del capo, que entre los suyos desde luego jamás podría dar muestras de ningún tipo de debilidad, pues dentro de su ‘negocio’ todo se sostiene en unos superficiales cimientos sobre los que se construye la mítica y tópica imagen de los mafiosos. Además, Tony, orgulloso y contundente pero en el fondo con buen corazón, debe lidiar con el estrés de tener que organizar dos familias, la suya propia y la organización criminal. En la suya encuentra la entregada ayuda de su esposa Carmela, quien intenta ser una buena madre para sus hijos -soportando incluso las infidelidades de su marido- y una excelente ama de una casa donde no se respira olor a Mafia: entre sus familiares están vetadas esas conversaciones. Tony no se lleva el trabajo a casa.
Y luego está ‘La cosa nostra‘. Tiempo atrás, durante las décadas de los 50-60 la Familia de Nueva Jersey era tema del padre de Tony, Johnny Boy, y de su tío Junior. Hoy las cosas han cambiado y el poder está reñido, algo a lo que deberá enfrentarse Tony para llegar al punto que decidirá el rumbo de las seis temporadas que dura la serie.
(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Uno de los firmes pilares sobre los que descansa el peso de la serie es en su forma de contar las cosas, en su atrevimiento a la hora de introducir impactantes escenas o auténticos alucines surrealistas que reivindican que lo que estás viendo no es sólo una serie sobre la Mafia, sino un vivaz ejercicio sobre el que se experimenta y desplega todo el talento y originalidad de su creador, David Chase.
Además de poder ser partícipes del desarrollo de una familia mafiosa en esta producción podemos ser testigos de las reflexiones sobre la vida y la muerte, la amistad y el amor, la depresión y las adicciones… Son muchos los puntos sobre los que la serie nos invita a pensar sobre nuestras propias miserias a través, precisamente, de unos personajes miserables. Los mafiosos pasan a convertirse de lo que son a iconos, emblemas por los que podemos llegar a sentir empatía, compasión, piedad, preocupación, miedo, angustia o incomodidad. Remarcar que si esto se puede transmitir desde la serie es, además de por una mimada recreación de los personajes por parte de los responsables, por unas interpretaciones llevadas a cabo por un reparto de altura.
De todos ellos me llevo la seguridad de haber visto a unos seres auténticos, que aún hoy puede que sigan tomándose un buen emparedado ante la fachada de la vieja carnicería “Satriale’s”. Sólo recalcaré el extraordinario trabajo de James Gandolfini, culpable por su interpretación de haber dado vida a uno de esos personajes de la Mafia que permanecerán inmortales en el recuerdo de todos los aficionados a este género. Cumple con otro rol mafioso diferente al acostumbrado, combinando su curioso parecido con Alphonse Capone con una personalidad que aunque huye de las viejas tradiciones no tiene más remedio que hacerlas cumplir, pues el orgullo y su papel como líder están en juego.
Esta serie adquiere una dimensión muy especial, por lo que se puede llegar a sentir y sufrir por sus personajes, por ser capaz de hacer sencillo lo más difícil y bello lo macabro. En ella se reactivan los viejos conceptos del honor o la traición y deja la duda en el aire acerca de lo verdaderamente asolado que se puede encontrar el ser humano, quien creyendo que lo tiene todo, sentándose a pensar puede ser consciente de que lo único que tiene es un montón de polvo, un puñado de sonrisas falsas a su alrededor, amistades que caen ante uno sólo para exprimir al prójimo mientras le quede algo que proporcionar. Esta serie es pionera de la televisión en la creación de las series que intentan -y logran- situarse por encima del nivel de calidad que hasta el momento sólo podía llegar el cine, exprimiendo todos los recursos que posee para hacer de cada capítulo una pequeña maravilla, una película de una hora de duración en la que, en este caso, podemos vivir de la manera más cercana las sensaciones que los criminales experimentan, situando el listón a una altura muy difícil de superar.
Además de poder ser partícipes del desarrollo de una familia mafiosa en esta producción podemos ser testigos de las reflexiones sobre la vida y la muerte, la amistad y el amor, la depresión y las adicciones… Son muchos los puntos sobre los que la serie nos invita a pensar sobre nuestras propias miserias a través, precisamente, de unos personajes miserables. Los mafiosos pasan a convertirse de lo que son a iconos, emblemas por los que podemos llegar a sentir empatía, compasión, piedad, preocupación, miedo, angustia o incomodidad. Remarcar que si esto se puede transmitir desde la serie es, además de por una mimada recreación de los personajes por parte de los responsables, por unas interpretaciones llevadas a cabo por un reparto de altura.
De todos ellos me llevo la seguridad de haber visto a unos seres auténticos, que aún hoy puede que sigan tomándose un buen emparedado ante la fachada de la vieja carnicería “Satriale’s”. Sólo recalcaré el extraordinario trabajo de James Gandolfini, culpable por su interpretación de haber dado vida a uno de esos personajes de la Mafia que permanecerán inmortales en el recuerdo de todos los aficionados a este género. Cumple con otro rol mafioso diferente al acostumbrado, combinando su curioso parecido con Alphonse Capone con una personalidad que aunque huye de las viejas tradiciones no tiene más remedio que hacerlas cumplir, pues el orgullo y su papel como líder están en juego.
Esta serie adquiere una dimensión muy especial, por lo que se puede llegar a sentir y sufrir por sus personajes, por ser capaz de hacer sencillo lo más difícil y bello lo macabro. En ella se reactivan los viejos conceptos del honor o la traición y deja la duda en el aire acerca de lo verdaderamente asolado que se puede encontrar el ser humano, quien creyendo que lo tiene todo, sentándose a pensar puede ser consciente de que lo único que tiene es un montón de polvo, un puñado de sonrisas falsas a su alrededor, amistades que caen ante uno sólo para exprimir al prójimo mientras le quede algo que proporcionar. Esta serie es pionera de la televisión en la creación de las series que intentan -y logran- situarse por encima del nivel de calidad que hasta el momento sólo podía llegar el cine, exprimiendo todos los recursos que posee para hacer de cada capítulo una pequeña maravilla, una película de una hora de duración en la que, en este caso, podemos vivir de la manera más cercana las sensaciones que los criminales experimentan, situando el listón a una altura muy difícil de superar.