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Voto de Sandro Fiorito:
8
Drama. Comedia Basada en una historia real. En los años sesenta, Frank W. Abagnale (Leonardo DiCaprio) era un joven y escurridizo delincuente que adoptaba diversas identidades (médico, abogado o copiloto de líneas aéreas). Carl Hanratty (Tom Hanks), un agente del FBI, tenía la misión de seguir su pista y capturarlo para llevarlo ante la justicia, pero Frank siempre iba un paso por delante de él. (FILMAFFINITY)
21 de febrero de 2010
89 de 100 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante cinco años en la época de 1960, Frank Abagnale Jr. (27 de abril de 1948) puso en jaque al FBI debido a su innato talento para cometer fraudes económicos. Falsificó cheques por un valor total de 2,5 millones de dólares en hasta 26 países. Y todo esto siendo simplemente un adolescente.

Esta trepidante e increíble historia real fue llevada a la gran pantalla en el año 2002 por Steven Spielberg, que consiguió adaptar los hechos de manera dinámica, divertida y muy entretenida, consiguiendo como resultado una película notable con muchas cosas que destacar. Por ejemplo, las logradas interpretaciones con las que se da vida a los personajes principales, siendo éstos dos Frank Abagnale Jr. (Leonardo DiCaprio) y su perseguidor federal, el agente Carl Hanratty (Tom Hanks), cuyo nombre auténtico era Sean O'Riley. También cabe recalcar la cómica forma con la que se dibuja en esta cinta a los agentes de la ley, protagonistas de momentos bastante graciosos.

La película se centra en el ascenso en el mundo del fraude del adolescente Frank Abagnale Jr., quien encuentra en su padre (un buen Christopher Walken) un buen apoyo moral que le servirá para recargar energías y continuar con su vibrante aventura. Ya en el instituto deja clara su capacidad camaleónica haciéndose pasar por un profesor, para más tarde terminar siendo un copiloto de la PANAM, médico de urgencias y abogado, todo esto con credenciales y titulaciones tan bien falsificadas como los cheques que tanto beneficio le daban y a los que posteriormente se iría mejorando gracias a los progresos técnicos de los que Abagnale pudo disponer. Realmente cuesta mucho tragarse que una sóla persona, un simple aunque muy inteligente chaval, pudiese conseguir todo lo que se propuso sin más ayuda que la de su propia mente, pero la cinta no ahonda en el asunto y se limita a ofrecernos la vida del protagonista desde un punto de vista de admiración, amenizado siempre por una música que ya desde el inicio de la película hace algo imposible no recordar los créditos principales de las películas de Hitchcock, aunque toda comparación de esta cinta con las obras del realizador inglés no vaya más allá de los aspectos estéticos citados.

Un gran entretenimiento narrado con estilo y frescura, siendo su visionado de muy fácil digestión.
Sandro Fiorito
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