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España España · málaga
Voto de nachete:
7
Terror En el mundo actual, los muertos vivientes ocupan una tierra desértica mientras intentan llevar una vida "normal" a las afueras de una ciudad fortificada. En el interior, un puñado de oportunistas sin escrúpulos ha construido una nueva sociedad a la que contemplan desde la altura de un rascacielos. Abajo, en las calles, la gente intenta sobrevivir. Fuera, el ejército de los muertos se acerca. Dentro, reina la anarquía. La supervivencia ... [+]
19 de agosto de 2007
17 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escribe Antonio Weinrichter que Romero es el autor que mejor explota el mito que él mismo ha creado, los zombis. Y tiene razón. No nos vamos a engañar: su mano se muestra más dubitativa tras la cámara que la de otros bisoños seguidores (Zach Snyder) y su última creación no presenta el poderío narrativo, la imaginación y la fuerza arrolladora de Amanecer de los muertos, pero por el contrario nos pone en bandeja un discurso pesimista que va más allá del ñam-ñam de los muertos y que supone el lógico y conveniente desarrollo al resto de títulos de la saga. De hecho, en el último (El día de los muertos, con toda seguridad el que hacía más hincapié en el aspecto sociológico y humanista de la historia) aparecía un zombie encadenado al que los vivos intentaban educar, dominar y someter.

En esta nueva entrega todo ha avanzado: los zombis persisten y son mayoría, pero están expulsados de las fronteras que los separan de los seres humanos, o si están dentro del sistema sólo es para cumplir una vergonzosa función social: divertir a la gente de a pie, ofrecer su cuerpo al pan y circo del día día, volver al divertimento romano y servir como esclavos a los señores bajo cuyo yugo (no) viven. Pero aquí viene la novedad: bajo ese misma sociedad utópica creada al margen de los infectados se ha erigido otra, la de los pordioseros y demás gente de baja estofa que malviven a los pies de los ricos pero sin temer al peligro de los muertos (que serían a su vez los de extrema pobreza). Es aquí donde queda patente el fascismo de las nuevas sociedades (¿la nuestra?), en la que “los de arriba” limpian la escoria sin mancharse las manos, mientras los basureros humanos no reciben nada por hacer el trabajo difícil y salvarles el culo.

Lo dicho, cine combativo y con mensaje sin salir de la serie B... y con sus buenas dosis de sangre y casquería, que para eso hablamos de Romero. Un buen plato de carne poco hecha para amantes de las parábolas políticas, el cine post-apocalíptico y el gore con cerebro.

Lo mejor: reencontrarse con un Romero reivindicativo y en plena forma.
Lo peor: el ritmo se resiente de vez en cuando.
nachete
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