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Voto de JVMarq:
9
7,2
86.184
Thriller. Acción. Drama. Cine negro
Durante el día, Driver (Ryan Gosling) trabaja en un taller y es conductor especialista de cine, pero, algunas noches de forma esporádica, trabaja como chófer para delincuentes. Shannon, su jefe, que conoce bien su talento al volante, lo mismo le busca directores de cine y televisión que criminales que necesiten al mejor conductor para sus fugas, llevándose la correspondiente comisión. Pero el mundo de Driver comienza a cambiar el día en ... [+]
25 de octubre de 2011
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Van a tener razón los que decían que los ochenta volvieron. Bueno, y los setenta también. Al menos Drive de una decada coge la estética, y de la otra la dirección que va tomando la historia. Drive es el tipo de cine vibrante que se echaba de menos últimamente, porque hay sequía de películas que estimulen los sentidos, o al menos así se percibe en el ambiente. Aparte de la escasez de ideas actual.
Empieza poniéndose en primera, y de entrada va ganandome. Y es que esa introducción resulta tan sugerente y atractiva que te ciega, te conduce por Los Ángeles con nocturnidad, con lo que me gusta la noche, y ese Nightcall de Kavinsky, que se queda grabado en la memoria. La estética es molona, con lo que me molesta usar esta expresión, pero mola un puñao.
Segunda, aunque es reiterarse, pues va en el mismo carril, la banda sonora. Que juega de un modo ecléctico y armónico un papel bastante importante en la inmersión y el mantenimiento de la tensión, incluso cuando no hace mucha falta, algo no necesariamente negativo.
Destaco un tema que me gusta y se agradece escucharlo en varias momentos, de pasada eso si; An ending (Ascent), de Brian Eno. Ideal para relajarse, muy de pelicula de Mann, y es que Drive nos hace viajar por la atmosfera y el ambiente de Miami Vice, de Heat, de Collateral.
En tercera, Ryan Gosling encajando en un rol a su medida, pues lo ha ido perfilando en sus anteriores trabajos, que le deja mostrar sus maneras. Con un aire entre meticuloso y exacto en lo que hace, recordando al samurai que dibujaba Alain Delon en El silencio de un hombre de Melville. También el toque frió, misterioso y a ratos inexpresivo le queda bien a este joven amante del asfalto. No solo la escorpión de la chaqueta iba a brillar.
Al meter la cuarta, bueno... aquí toca salvar las curvas del bajón argumental, provocando perdidas momentáneas de atención al volante del espectador, con una historia algo deslavazada que casi se cae por el precipicio de lo admisible.
Ya no entro en la fe que se tenga que tener en las conexiones que se van produciendo entre personajes, sus motivaciones para hacer lo que hacen, ni en como se complica una historia, uniendo una gente con otra, que a lo mejor si hubiera ido por otra senda, habría sido perfecta.
Eh, pero espera... es una película, vale.
(Continua en el spoiler sin desvelar nada.)
Empieza poniéndose en primera, y de entrada va ganandome. Y es que esa introducción resulta tan sugerente y atractiva que te ciega, te conduce por Los Ángeles con nocturnidad, con lo que me gusta la noche, y ese Nightcall de Kavinsky, que se queda grabado en la memoria. La estética es molona, con lo que me molesta usar esta expresión, pero mola un puñao.
Segunda, aunque es reiterarse, pues va en el mismo carril, la banda sonora. Que juega de un modo ecléctico y armónico un papel bastante importante en la inmersión y el mantenimiento de la tensión, incluso cuando no hace mucha falta, algo no necesariamente negativo.
Destaco un tema que me gusta y se agradece escucharlo en varias momentos, de pasada eso si; An ending (Ascent), de Brian Eno. Ideal para relajarse, muy de pelicula de Mann, y es que Drive nos hace viajar por la atmosfera y el ambiente de Miami Vice, de Heat, de Collateral.
En tercera, Ryan Gosling encajando en un rol a su medida, pues lo ha ido perfilando en sus anteriores trabajos, que le deja mostrar sus maneras. Con un aire entre meticuloso y exacto en lo que hace, recordando al samurai que dibujaba Alain Delon en El silencio de un hombre de Melville. También el toque frió, misterioso y a ratos inexpresivo le queda bien a este joven amante del asfalto. No solo la escorpión de la chaqueta iba a brillar.
Al meter la cuarta, bueno... aquí toca salvar las curvas del bajón argumental, provocando perdidas momentáneas de atención al volante del espectador, con una historia algo deslavazada que casi se cae por el precipicio de lo admisible.
Ya no entro en la fe que se tenga que tener en las conexiones que se van produciendo entre personajes, sus motivaciones para hacer lo que hacen, ni en como se complica una historia, uniendo una gente con otra, que a lo mejor si hubiera ido por otra senda, habría sido perfecta.
Eh, pero espera... es una película, vale.
(Continua en el spoiler sin desvelar nada.)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Y no quiero entrar en eso a fondo, porque en quinta irrumpe el reparto, que no solo en un tipo va a caer todo el peso y la atención. Un grupo de actores experimentados arropan a Gosling, de esos en los que confiar para dar vida, y vidilla, a los personajes que encarnan.
Curioso que trufado como esta Drive de guiños al cine de los setenta y ochenta, sea una figura como Albert Brooks, que dio vida aquel parlanchin personajillo con el que rivalizaba Travis Bickle por la chica en Taxi Driver, el que destaque por encima del resto.
Bryan Cranston, nuestro querido profesor, o Ron Perlman, el carismático secundario que siempre cumple su cometido, completan la terna.
Puede que esta sea una de esas pequeñas excepciones en las que el envoltorio del caramelo me seduce más que el sabor, que no es el más original, ni el más sorprendente del mundo, pero llena de gozo igual.
He de decir que quizá esa sea la razón principal por la que no se despeña, a mi parecer consiguiendo ser una de las propuestas más estimulantes dentro de lo que se puede ver ultimamente, y porque no decirlo, visualmente tiene un aura especial que hace que la cojas cariño con facilidad, a lo mejor sin ganárselo demasiado a pulso en otros terrenos.
Apelando al lado nostálgico y los recuerdos melancólicos de décadas prodigiosas que algunos todavía llevamos dentro.
Sí, puede que sea eso. Y ademas mi signo es escorpio.
Curioso que trufado como esta Drive de guiños al cine de los setenta y ochenta, sea una figura como Albert Brooks, que dio vida aquel parlanchin personajillo con el que rivalizaba Travis Bickle por la chica en Taxi Driver, el que destaque por encima del resto.
Bryan Cranston, nuestro querido profesor, o Ron Perlman, el carismático secundario que siempre cumple su cometido, completan la terna.
Puede que esta sea una de esas pequeñas excepciones en las que el envoltorio del caramelo me seduce más que el sabor, que no es el más original, ni el más sorprendente del mundo, pero llena de gozo igual.
He de decir que quizá esa sea la razón principal por la que no se despeña, a mi parecer consiguiendo ser una de las propuestas más estimulantes dentro de lo que se puede ver ultimamente, y porque no decirlo, visualmente tiene un aura especial que hace que la cojas cariño con facilidad, a lo mejor sin ganárselo demasiado a pulso en otros terrenos.
Apelando al lado nostálgico y los recuerdos melancólicos de décadas prodigiosas que algunos todavía llevamos dentro.
Sí, puede que sea eso. Y ademas mi signo es escorpio.