De pequeño esta película me parecía una de tantas que veíamos en familia. No había nada que me llamase la atención en especial. Fue con los años y, tras verla repetidas veces, que empezó a gustarme.

Te paras a pensar que todo fue rodado a finales de los 60, que para su tiempo era bastante transgresora, y que para que según que escenas saliesen en las películas, los directores hacían sus quiebros a la por aquella época, estricta educación del régimen soviético. Era curioso que para que se permitiese, por ejemplo, una escena subida de tono, se tuviera que recurrir a una explosión de una bomba nuclear al final de la película, y de esa manera absorber la atención de esos jueces que decidían qué salía o no en un largometraje.

Volviendo a la película, cada vez que la veo, salen a flor de piel esos sentimientos únicos, por no hablar de las melodías, que elevan mi nivel de nostalgia al máximo. En mi opinión, merece una oportunidad, siempre estaréis a tiempo de odiarla.