La Maldición de Chucky (2013) es la quinta secuela de Muñeco Diabólico. El director tras las cámaras es el creador del muñeco, Don Mancini, guionista de cada una de las películas sobre el personaje y realizador de la última que llegó a las salas, La Semilla de Chucky (2004). En esta ocasión se omite el circuito por salas de cine y pasa directa al mercado DVD, algo que la legión de fans del personaje no han acatado de buenas maneras, haciendo una petición a Universal Pictures a través de la página Change Org para que la película se estrene en cines -en España-, consiguiendo hasta ahora casi 1000 firmas de las 10000 que se necesitan. Dicho de otro modo, tendrán que conformarse con verla en casa.

A Chucky vuelve a poner voz Brad Dourif por sexta vez, el reparto es carne de cañón para que el psicópata haga carnaza con ellos: Fiona Dourif -hija del actor-, Danielle Bisutti, Maitland McConnell, Brennan Elliot y A Martinez. Todos ellos encarnando a personajes en una casa de campo, marco idóneo para que el psicópata campe a sus anchas armado con cuchillos, hachas y veneno para ratas camuflado en el chili picante.

La mejor de las secuelas, logro tampoco en exceso harto complicado pues muchas de ellas son malas. Esta vez han conseguido un producto digno, una vuelta a las raíces de la saga y al subgénero slasher al que pertenecía, recuperando el tono más cercano al cine de horror de la trilogía inicial, dejando de lado las concesiones al humor de La Novia de Chucky (1998) y La Semilla de Chucky. Aquí solo hay puntuales momentos que den lugar a la risa, algún apunte de humor negro mediante frase del villano después de acabar con alguna víctima.

No solo en cómo está enfocada la película se vuelve a los orígenes de la saga, el guión del propio Mancini es una secuela pero remite a hechos que suceden antes de la primera parte, de ahí la presencia de Chucky en una casa de campo donde parece que ni pincha ni corta -aunque si pinche y lo que es cortar, corte mucho-. El guión es sencillo, efectivo y directo, presentación de personajes rápida, alguna broma pesada por parte del muñeco y pronto la sucesión de muertes, lo habitual en este tipo de cine.

A destacar en positivo, las muertes y su violencia extrema fácilmente censurable, la escena de la cena -suspense del bueno-, la lúgubre dirección artística, y algún planazo ocasional por parte del director. No obstante, lo mejor es la entonada banda sonora de Joseph LoDuca (Terroríficamente Muertos).

No me ha gustado: la fotografía de la película está al nivel de las pelis que van directas a DVD, parece un telefilm de sobremesa de Antena 3 un domingo por la tarde, los actores parecen moverse también en ese mismo terreno.