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Colombia Colombia · Cartagena
Voto de Alejandro:
8
Drama En la cima de una imponente montaña, donde lo que a primera vista parece un campamento de verano, ocho muchachos guerrilleros apodados “Los Monos» conviven bajo la estricta instrucción de un sargento paramilitar. Su única misión es la de cuidar a "la doctora" (Julianne Nicholson), una mujer norteamericana a la que han tomado como rehén. Cuando esta misión empieza a peligrar, la confianza entre ellos empezará a ser cuestionada. (FILMAFFINITY) [+]
12 de abril de 2019
4 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Iniciando la ampliación de las reseñas de las películas que vi en la última edición del FICCI 59, no puedo empezar por otra que por “Monos”, una de las películas colombianas más impresionantes que he visto en los últimos años.
"Monos" de mi tocayo Alejandro Landes, director de esa otra excelente película "Porfirio", estrenada en el Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias hace ya varios años atrás. "Monos" es una super producción colombiana, que en su sinopsis sólo cuenta que en una montaña lejana ocho niños con armas vigilan a una rehén y a una vaca lechera secuestrada. La tenía como una de mis recomendadas del #Ficci59 y no me equivoqué, fue de las mejores películas que vi en el Festival, incluidas las películas internacionales.
Me parece una película única, insólita y precursora en el cine colombiano. Porque esquiva todos los tópicos en los que caen casi todas las películas que tratan el tema de la violencia en Colombia, y ofrece una experiencia totalmente explosiva, intrigante, aterradora y brillante. La misma violencia y el mismo terror visto desde un grupo de adolescentes que tienen el poder sobre otras personas y seres. Por lo que el poder es importante dentro del análisis general de la película y de los personajes, porque estamos frecuentemente frente a un juego de poderes, entre los jóvenes, la aguerrida rehén y la misma naturaleza, que es la presencia vital unificadora y catalizadora de fuerzas. Pero también finalmente Landes también nos hace un retrato salvaje de la adolesencia. Entonces tenemos a un grupo de adolescentes en un espacio poco habitual para mantener vigilados a secuestrados, sin vigilancia, salvo por unas cuantas revistas hechas por su particular comandante, en definitiva conforman ingredientes explosivos para un cóctel de altas emociones. Y eso finalmente es también los que nos brinda la película, muchas emociones.
Como el director muy bien citó las influencias del Señor de las moscas y el Corazón de las tinieblas, dentro de la concepción de la historia, que me parecen acertadas e identificables, creo que atrapa o adapta muy bien la esencia de ambas obras para su propio trabajo. Es en definitiva un descenso a los infiernos, en donde de paso, se lleva al espectador a esa aventura.
La producción es impecable, con una estupenda fotografía de Jasper Wolf, que saca provecho en cada escena a retratar los paisajes y contrastarlos con los personajes. Los actores naturales increíbles (junto a la experimentada Julianne Nicholson), la música y el sonido, otros grandes protagonistas. Y la encargada de la música, Mica Levi, en la presentación de la película explica como dotó a cada personaje de un sonido o melodía especial o particular para representarlos y mezclarlos dentro del desarrollo de la trama, y cada sonido va a acorde con la personalidad de cada uno, y junto con ellos, las expresiones musicales de la naturaleza (incluso sonidos naturales) y de tensión, miedo y acción, entre otras muchas más.
Una exploración única e inedita sobre el poder, la oscuridad, la maldad, la violencia y el terror. Ganadora en el reciente Festival de Sundance al Premio Especial del Jurado - Drama (World Cinema). Me parece interesante que en el país se siga trabajando en la madurez de las películas, ya pudiendo catalizar nuestros eternos temas explorando otros géneros y otras perspectivas. Porque aunque estemos en una aventura emocionante y dura, no deja de ser diciente y símbolico el contexto en que se desarrollan los personajes, pero preciso esa exploración de puntos de vista, nos permite acercarnos a la locura, desesperación y actitudes que pueden desarrollar unos jóvenes dentro de una larga espera, apartados y al mismo tiempo privados de desarrollarse libremente en espacios más acordes y seguros para sus edades. ¿Cómo llegaron allí? No Importa. Importa que están y lo que hacen. Cómo se comportan. Cómo anhelan. Cómo sienten. Desean.
Recuerdo que mientras avanzaba la película estaba realmente impresionado, y la reacción del público en el Teatro Adolfo Mejía, fue única. Al final, como pasa con esas películas que sientes que son especiales, sólo queda levantarte a aplaudir y con una emoción en el rostro de ver como sigue avanzando y creciendo el cine de tu país.
No se la pierdan. Nadie debería perdérsela. Me parece que fue la película del festival y quizás del año en Colombia. Hasta ahora sigue teniendo un recorrido impecable desde inicios de año en todos los festivales y muestras donde se ha expuesto.
Alejandro
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