“En todas las ficciones, cada vez que un hombre se enfrenta con diversas alternativas, opta por una y elimina las otras; en la del casi inextricable Ts'ui Pên, opta— simultáneamente—por todas. Crea, así, diversos porvenires, diversos tiempos, que también, proliferan y se bifurcan”. (El Jardín de los Senderos que se Bifurcan –J. L. Borges).

En 1941, el genio creativo de Borges creó un cuento increíble sobre bifurcaciones en el tiempo adelantándose a una de las teorías más inquietantes de la física cuántica: los universos paralelos. Fue el físico Hugh Everett, quien planteó la posibilidad de la existencia de múltiples universos paralelos conformando un multiverso. En cada uno de ellos existimos viviendo vidas diferentes, partiendo de decisiones no tomadas en otro universo.

Basándose en esta teoría transcurre la serie, con un guion bastante bien escrito, buenas actuaciones de los protagonistas trabajando bien las sutiles diferencias en cada universo y tiempo, buena la ambientación en cada uno de ellos y la música muy hermosa, especialmente la canción El Risc D'ara en la maravillosa interpretación de Andrea Ros, que sirve de nexo entre universos.

Eduard, (Pablo Derqui), un exitoso ejecutivo, pierde trágicamente a su esposa Elisa (Andrea Ros) y a sus dos hijos, en un accidente de tránsito del que se siente culpable. En su momento de mayor desesperanza encuentra una enigmática mujer, la Dra Everest (Mercedes Sampietro) quien encontró la forma de viajar entre universos.

Eduard entiende que ya no puede modificar lo que sucedió, entonces inicia un viaje recorriendo tiempos y realidades paralelas, en todos ellos se encuentra con Elisa, su gran amor. Como si el destino o el amor, que todo lo supera, marcara la vida de los personajes desde que eran niños, pero también la tragedia está siempre presente.

La serie no puede encasillarse en un género particular, pues es una mezcla de tragicomedia romántica y ciencia ficción, pero me resultó muy agradable y la recomiendo sin dudar.