Asquerosa apología del esnobismo frente a una burla hacia el proletario currela de manos ensuciadas. Pero se ve que les dio cosa y lo arreglaron, tildando al final al uno de gilipollas insoportable y al otro de tío majo. Menos mal.
(Me hace gracia que un masón de Hollywood me eche sermones sobre ética y buena conducta.)

Una película ganadora de un Oscar no es una obra de arte. Es una obra de ingeniería. Pasa lo mismo lo mismo que un teléfono móvil, o una videoconsola. Los que diseñaron la Super Nintendo no le pusieron el puerto para conectar los mandos por la parte de abajo, para hacerla más vanguardista; ni le pintaron flores, ni incorporaron unos extensores para que parezca más una escultura moderna; la hicieron eficaz, ergonómica y con una cierta estética. PERO ANTE TODO, FUNCIONAL.

GREEN BOOK es un diseño de gran calidad (que con el nivel que llevamos arrastrando, lo mismo hasta se convierte en un pequeño clásico, no lo descarto). Toca los palos que tiene que tocar, y elude los que tiene que eludir. De otro modo, el espectador podría llegarse a sentir incómodo, que es lo que muchas películas (grandes obras maestras incluidas) pretenden conseguir. Pero ni GREEN BOOK... ni INTOCABLE, ni MANCHESTER BY THE SEA, ni SPOTLIGHT, ni BOYHOOD, ni NEBRASKA, ni THE ARTIST, ni EL DISCURSO DEL REY ni la larga laaaaaaaaarga larga lista de productos similares -tanto made in Hollywood como aquí en la patria, eso sí, en España hechas con un trazo un millón de veces más grueso, pero a fin de cuentas misma intención (Adoctrinar)- van buscando una obra fina y emocionada que pueda llegar a reflejarme a mí, haciéndome ver lo mierda que soy.
No gracias; mejor algo que refleje a otros y me distraiga, desde una cómoda posición distanciada y por supuesto, superior (‘cuán racistas eran los blancos, qué pena me dan’-‘cuánto racismo soportaron los negros, qué pena me dan’).

Todos los santos años, se lanzan de manera absolutamente intencionada de cinco a doce películas que le recuerde al público masivo que la vida tiene sus momentos bonitos, que el entendimiento es posible entre personas muy diferentes, que los malos son idiotas y muy ridículos, y que hay que reírse y que hay que llorar. Y esas son las únicas que realmente pueden optar a la estatuilla.

Aunque al menos, la peli tiene algo realmente bueno. Viggo, o mejor dicho, el personajazo que se ha trabajado, con su presencia & carisma devora toda la pantalla y a todos los que cometen la osadía de compartirla con él. Y cómo no, la excelsa Academia le da el premio al negro, no vayan los “trumpistas” a pensar que aquí lo que cuenta es el talento. Se ve que el fantasma que apartó a APOCALYPSE NOW en favor de KRAMER CONTRA KRAMER continúa pululando y haciendo el mal, y recompensando lo liviano, lo simpático, lo mediocre.