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Voto de JACHi:
8
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Comedia
Los caciques de dos pueblos rivales separados por un río acuerdan construir un puente que una ambos pueblos y comenzar a limar las asperezas que existen desde siempre entre los vecinos. La construcción supondrá pagar una tasa por el paso y contar con la aprobación del propietario de las tierras donde se va a construir el puente.
28 de noviembre de 2018
8 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hoy he visto en la tele LA LIBRERíA. Me ha parecido un coñazo grande, pero por encima de eso, muyyy mediocre.
Bien, me meto en la ficha y me entero de que le dieron el Goya... ¡a la mejor película! El (supuesto) máximo galardón español al cine, van y se lo dan a una película inglesa: BRRAAAAAAVOOOOOOOOOO (clap-clap-clap sonido de aplausos). Bravísimo, Academia.
Una película inglesa, con actores británicos, en idioma inglés y en localizaciones de Irlanda. Esto es una vergüenza, en serio.
Y como resulta que de vez en cuando suelto la poco o nada original sentencia ‘yo no veo cine español’, y siempre hay uno o dos imbéciles en la reunión que me reprochan con furia e indignación tal actitud, pues permitidme sentirme bastante mal cuando veo maravillas fílmicas como EL PUENTE DE LA PAZ. Este guión de oro firmado por Pedro Masó y Miguel Mihura (arre Pepi, agárrate) es una pura maravilla. Sí, de 1958... rabiosamente actual en 2018, hablo en serio. Retrata a la clase política más o menos como lo que, según parece, lleva siendo lustros y lustros.
Pero de verdad, madre mía, esos actores, esos diálogos, esa dirección, esa comedia, ESE CINE ¡¡¡Dónde coño se ha metido!!!
Ya sé que LA LIBRERíA pertenece a otro género, y que no es justa la comparación, pero que a una joya como EL PUENTE DE LA PAZ no la conozca hoy en día ni el Cristo Redentor, y a la de la (subvencionada forever) Coixet le otorguen el Goya a la mejor película de 2017, hiede a que este puto país da pena penita pena. No: da vergüenza, y da asco.
Si la repetición de la proclama que he mencionado antes me llevará en el futuro a nuevos enfrentamientos y malestares con los ignorantes de turno (quienes por cierto, al final ven bastante menos cine español que yo), he de declararme un orgulloso (e iracundo) disidente del Pacoleonismo, del Almodovarismo, del Ochoapellidismo, y del monopolio vulgar y la corrupta tiranía de la Academia del cine español.
YO NO VEO CINE ESPAÑOL, CARAJO.
Bien, me meto en la ficha y me entero de que le dieron el Goya... ¡a la mejor película! El (supuesto) máximo galardón español al cine, van y se lo dan a una película inglesa: BRRAAAAAAVOOOOOOOOOO (clap-clap-clap sonido de aplausos). Bravísimo, Academia.
Una película inglesa, con actores británicos, en idioma inglés y en localizaciones de Irlanda. Esto es una vergüenza, en serio.
Y como resulta que de vez en cuando suelto la poco o nada original sentencia ‘yo no veo cine español’, y siempre hay uno o dos imbéciles en la reunión que me reprochan con furia e indignación tal actitud, pues permitidme sentirme bastante mal cuando veo maravillas fílmicas como EL PUENTE DE LA PAZ. Este guión de oro firmado por Pedro Masó y Miguel Mihura (arre Pepi, agárrate) es una pura maravilla. Sí, de 1958... rabiosamente actual en 2018, hablo en serio. Retrata a la clase política más o menos como lo que, según parece, lleva siendo lustros y lustros.
Pero de verdad, madre mía, esos actores, esos diálogos, esa dirección, esa comedia, ESE CINE ¡¡¡Dónde coño se ha metido!!!
Ya sé que LA LIBRERíA pertenece a otro género, y que no es justa la comparación, pero que a una joya como EL PUENTE DE LA PAZ no la conozca hoy en día ni el Cristo Redentor, y a la de la (subvencionada forever) Coixet le otorguen el Goya a la mejor película de 2017, hiede a que este puto país da pena penita pena. No: da vergüenza, y da asco.
Si la repetición de la proclama que he mencionado antes me llevará en el futuro a nuevos enfrentamientos y malestares con los ignorantes de turno (quienes por cierto, al final ven bastante menos cine español que yo), he de declararme un orgulloso (e iracundo) disidente del Pacoleonismo, del Almodovarismo, del Ochoapellidismo, y del monopolio vulgar y la corrupta tiranía de la Academia del cine español.
YO NO VEO CINE ESPAÑOL, CARAJO.