Una sobria y eficaz puesta en escena con impecable fotografía en blanco y negro, entremezcla imágenes de contenido humano y de guerra con una voz en off que lee las cartas que Antonio escribe a su mujer. Quizá esto sea un arma de doble filo, pues al tiempo que proporciona un tono poético se hace reiterativo.
La evolución de este médico-escritor conforme van pasando las semanas le lleva a tomar conciencia de lo injusto del colonialismo y de las guerras. Pero no nos hallamos ante un film político, sino de evocación del recuerdo y la nostalgia, de la solidaridad entre los seres humanos. Hay camaradería entre los portugueses, y de estos con los nativos. Antonio encuentra a una niña huérfana y la lleva consigo, creando unos momentos muy emotivos. Los soldados beben, fuman y ven películas patrias mientras añoran sus hogares, a sus mujeres, sus padres.
La cinta de Ivo Ferreira destila amor por la vida, está rodada en escenarios naturales, supongo que en la misma Africa y supone otra interesante propuesta del cine portugués, uno de los más dinámicos del panorama europeo.

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