Si se ve a la legua, es una vampiresa a la caza de un pringao como tú, abogaducho aprendiz de playboy. Vive en la mejor mansión del condado, y se va a fijar en ti, que no tienes donde caerte muerto. Pero claro, piensas con el pito, y te la va a jugar.
Esta película ilustra con todo lujo de detalle, parafraseando a Cela, la clara diferencia que existe entre estar jodiendo y estar jodido. A menudo, una cosa lleva a la otra; es lo de la olla. También es un tema recurrente en el cine negro, en la novela, en la vida misma. Un tópico que no por manido deja de ser cierto. No es “Perdición”, pero hay que reconocer que está bastante bien. Aunque no las he visto todas, me aventuro a decir que es la mejor de Kasdan (tampoco lo tenía muy difícil) y uno de los más destacados thrillers de los ochenta. La, de por sí, calurosa Florida recarga su atmósfera con una ola de calor y unos encuentros sexuales bastante subidos de tono para la época entre la pareja protagonista. Humo, camisas sudadas y bragas blancas resbalando por las jambas de la Turner. Nada como dejar que corra el aire, sobre todo por la entrepierna. Y por el cerebro. Hay gente que nunca aprende.