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Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
6
Ciencia ficción. Fantástico. Terror Max Renn, responsable de un sórdido canal de televisión por cable, descubre un día una emisora pirata llamada "Videodrome" con contenidos muy violentos y realistas. Una palpitante pesadilla de ciencia-ficción que nos muestra un mundo en el que el vídeo puede controlar y alterar la vida humana. Considerada por Andy Warhol la "naranja mecánica" de los 80. (FILMAFFINITY)
27 de octubre de 2007
178 de 244 usuarios han encontrado esta crítica útil
Descubrí Cronenberg a través de “Scanners”, mítico título que impactó poderosamente en el público ochentero gracias a su acertado porcentaje de originalidad, fantasía, tensión y aditamento gore. Años más tarde, ya en época universitaria, tuve la oportunidad de seguir disfrutando con el personalísimo discurso del canadiense con “Vinieron de dentro de...”, “Inseparables” y “La mosca”. Cronenberg y Carpenter pasaron la exigente criba intelectual que petulantes, culturetas y gafapastillas universitarios de nuevo cuño como yo, creyéndonos algo, prescribíamos como filtro para separar el grano de la paja en lo que se refería al cine fantástico o de terror. Atrás quedaban Dante, Craven o Raimi. Interesantes cineastas también, pero sin ese plus de talento que evidenciaban los anteriores. Menuda estupidez... como si “etiquetar” fuera decreto-ley.

Tras un largo paréntesis retomé la experiencia cronenbergiana. Tras constatar que “Una historia de violencia” -sin pretender menospreciar su correcto ensamblaje- me suscitara únicamente cierta sensación de frialdad y vacío, decidí retroceder a los orígenes del canadiense para degustar alguno de sus trabajos desconocidos aún para mi. El destino me cruzó con “Videodrome”. Más de lo mismo. Si no quieres caldo, dos tazas... La peli arranca bien, con nervio y vigor. La cámara de Cronenberg y la música de su inseparable Howard Shore arropan el film imbuyéndolo de una atmósfera angustiosa y enrarecida. El tema de “Videodrome” como canal televisivo con emisiones de torturas en vivo y en directo como leit-motiv argumental engancha, y mucho, pero a medida que la peli va adentrándose en vericuetos cada vez más apócrifos y metafísicos pierde mordiente, a la vez que se nos revela pretenciosa y extravagante. Tan extravagante como el propio Andy Warhol, quien se atrevió a calificar el film como “La naranja mecánica” de los ochenta. De la envejecida estética VHS y de los efectos especiales prefiero no extenderme para no cebarme demasiado, pero es que buscarle lecturas paralelas a la abertura abdominal de James Woods es tan cachondo y patético como el título de esta crítica.

En definitiva. Con 20 años, entre calada y calada y al calor de unas birras tal vez le hubiera buscado los tres pies al gato. Con casi 20 más, no cuela.
Taylor
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