Burda y patética peli de vampiras que, como bien apunta mnemea, tan sólo pondrá cachondo al público masculino y que —al margen de sus innumerables torpezas— no recomendaría a nadie que aún tuviera en cierta estima al bueno de David Carradine. Un actor al que todo el mundo recordará como el prota de “Kung Fu” o el malo de “Kill Bill” y que —sin lugar a dudas— no merecía acabar su carrera trabajando por cuatro chavos en bazofias como ésta.

Dos trabajadas estrellitas, pues, para una peli en la que los besuqueos entre la matriarca y la prota te la pondrán morcillona si eres hombres y en la que las escenas protagonizadas por el feo y flacucho ayudante de Van Helsing conseguirán, al menos, librarte del sopor. El resto, infumable.