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Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
7
Thriller. Drama En 1965, durante una misión secreta en Berlín oriental, tres jóvenes agentes del Mossad (servicio de inteligencia israelí) capturan a un importante criminal de guerra nazi, antiguo médico conocido por sus sádicos experimentos durante la II Guerra Mundial en el campo de Birkenau. La misión no salió como estaba planeada, pero ellos se convirtieron en héroes. Sin embargo, treinta años después, en 1997, algo sucede que cambia de nuevo la ... [+]
22 de septiembre de 2011
84 de 109 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mentiría si no reconociera que he disfrutado con este thriller como un niño pequeño. Y no sólo porque a todas luces cabe que se trata de un thriller bien diseñado, bien narrado y bien perpetrado sino, básicamente, porque me pirra todo lo que tenga que ver con la caza y captura de criminales de guerra nazis. Tanto desde un punto de vista cinematográfico (“Marathon Man”, “Los niños del Brasil” “¿Vencedores o vencidos?” …) como desde un punto de vista real (Simon Wiesenthal). Y no porque un servidor sea judío precisamente. Pero la simple idea de que más de 65 años después de la victoria aliada todavía puedan quedar venerables genocidas arios campando a sus anchas por Brasil, Argentina, Uruguay o Ucrania es algo que me repugna ontológicamente. Y es que admitir que muchos de esos hijos de puta hayan podido morir tranquilamente de viejos, a los noventa y tantos, en una linda casita con jardín, hamaca y vistas es algo que me revuelve las entrañas.

Aún así, si “La deuda” me ha convencido más allá de su trama argumental es, fundamentalmente, por su sobriedad. Por su honestidad. Por su congruencia. Porque a los protas no todo les sale bien. Porque mienten. Porque a ella le rajan la cara. Y porque los tres, en mayor o menor medida, acaban siendo unos putos desgraciados.

Pero ¡ay, ese final! Ese final lo empaña todo, Madden. En primer lugar, francamente, porque no cuela. Y en segundo, sobre todo, porque no encaja para nada con el sencillo y ponderado tono de una peli con mimbres más que suficientes para ganarse esas ocho honorables estrellitas que campeaban en su marcador cinco minutitos antes de los títulos de crédito. Una lástima, en serio. La diferencia entre un siete y un ocho es, para mi, crucial. Ainsss!!!
Taylor
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