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Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
7
Ciencia ficción. Drama. Intriga En un lugar de Rusia llamado "La Zona", hace algunos años se estrelló un meteorito. A pesar de que el acceso a este lugar está prohibido, los "stalkers" se dedican a guiar a quienes se atreven a aventurarse en este inquietante paraje. (FILMAFFINITY)
12 de junio de 2009
56 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los motivos por los que me encanta la ciencia ficción es por ese tremendo potencial metafísico que muchas de sus pelis contienen de forma implícita. Y aunque huelga decir que “Stalker” posee esa capacidad a raudales, no le hubiera ido nada mal a la peli de Tarkovski aderezar su carga metafórica y su irreprochable planteamiento estético con algún que otro viso de acción. No me refiero, obviamente, a trepidantes persecuciones ni a deslumbrantes efectos especiales. Me refiero a eso que Hitchcock denominaba ‘McGuffin’. Algo que sí poseen (en mayor o menor grado) mis tres pelis de sci-fi favoritas: “Blade Runner”, “2001” y “El planeta de los simios” (otra peli con ‘zona prohibida’, por cierto). Un mínimo armazón argumental sobre el que poder articular una historia. Un minúsculo asidero que permitiera al espectador sobrellevar con cierta dignidad esos letárgicos trances por los que transitan los tres protagonistas de la peli durante su ‘breve’ incursión en la zona. Digo esto porque si bien todas las disquisiciones filosóficoreligiosas planteadas y debatidas entre el escritor, el profesor y el stalker me parecen interesantísimas, la permanencia de estos tres personajes en la zona se me antoja, a la postre, excesivamente farragosa.

Las razones, a mi entender, son obvias. Para empezar, desconocemos el móvil que induce a los dos ‘clientes’ del stalker a visitar la zona. Un móvil que Tarkovski no se molesta en dilucidar y que, a tenor del escepticismo de ambos, parece extraído de la nada. Afortunadamente, la figura del stalker, del hermeneuta, confiere al corpus del film la consistencia de la que carecen el escritor y el profesor. La cosa, sin embargo, no acaba ahí. Temeroso de no atolondrarnos suficientemente, Andrei va más allá y nos engaña con una intrigante amenaza que termina por diluirse como un azucarillo porque, sencillamente, es inexistente. Y aunque respeto ese manido recurso que dice ‘todo está en nuestra mente’, qué queréis que os diga... A mi no acaba de convencerme, vaya. Si a todo esto le añadimos un ritmo cansino y un metraje desmedido, entenderemos a la perfección que esta peli, sin tener nada de malo, es un producto exclusivamente diseñado para gafapastas* que disfruten reinterpretando las paranoias del ruso. Palabra de Taylor, stalker profesional en el planeta de los simios (aka La Tierra). Un saludo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Taylor
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