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Voto de Taylor:
9
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Comedia
José Luis, el empleado de una funeraria, proyecta emigrar a Alemania para convertirse en un buen mecánico. Su novia es hija de Amadeo, un verdugo profesional. Cuando éste los sorprende en la intimidad, los obliga a casarse. Ante la acuciante falta de medios económicos de los recién casados, Amadeo, que está a punto de jubilarse, trata de persuadir a José Luis para que solicite la plaza que él va a dejar vacante, lo que le daría derecho ... [+]
26 de marzo de 2008
141 de 170 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tímida, casi inadvertidamente, se nos ha escabullido Rafa Azcona. Sin flashes, ni cámaras ni estériles panegíricos. Sin pompa ni cháchara. Como él mismo dispuso. Incinerado en la más estricta intimidad. El genial y prolífico guionista español deja como legado un puñado de obras maestras de visión onerosa e impostergable. ¿Qué mejor homenaje para este humilde talento que ver, revisar y recomendar su obra a todo aquel que la desconozca?. Y aunque es difícil elegir, yo me quedo con “El verdugo”.
La verdad es que nadie como él supo plasmar tan fielmente aquella grotesca y tragicómica España de los 40 y de los 50. Esa escalofriante España repleta de curas, militares y beatas. De repeinados funcionarios con angosto bigotito y terroríficas gafas de sol. De grises hombrecillos con pantalones de tiro alto y boina calada. Pero lo mejor de todo es que el bueno de Rafa siempre supo impregnar sus historias, aquellas de las que nunca quiso alardear, de un toque muy especial. Un toque ingenioso, cáustico y amargo al mismo tiempo que colaboró en sacar al cine español de ese infame marasmo en el que se encontraba perpétuamente inmerso. El inconfundible toque Azcona.
Allá donde estés, un abrazo, camarada.
La verdad es que nadie como él supo plasmar tan fielmente aquella grotesca y tragicómica España de los 40 y de los 50. Esa escalofriante España repleta de curas, militares y beatas. De repeinados funcionarios con angosto bigotito y terroríficas gafas de sol. De grises hombrecillos con pantalones de tiro alto y boina calada. Pero lo mejor de todo es que el bueno de Rafa siempre supo impregnar sus historias, aquellas de las que nunca quiso alardear, de un toque muy especial. Un toque ingenioso, cáustico y amargo al mismo tiempo que colaboró en sacar al cine español de ese infame marasmo en el que se encontraba perpétuamente inmerso. El inconfundible toque Azcona.
Allá donde estés, un abrazo, camarada.