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Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
7
Intriga. Drama José Sirgado (Eusebio Poncela) es un director de serie B en plena crisis creativa y personal, incapaz de romper con su expareja (Cecilia Roth). Inmerso en una espiral de autodestrucción, y con las drogas como acicate, José recibe noticias de un antiguo conocido, Pedro (Will More). Se trata de un extravagante joven que graba en Super 8 y cuya obsesión por controlar el ritmo de sus películas lo lleva descubrir el fotograma rojo. El ... [+]
27 de junio de 2007
161 de 198 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cualquier persona que ve “Arrebato” por primera vez tarda relativamente poco tiempo en darse cuenta que la película de Zulueta elude con destreza y habilidad los cauces del cine convencional para perderse en los tortuosos meandros del cine experimental. Personalmente no me considero excepcionalmente perspicaz ni clarividente. Ni muchísimo menos. Pero intentar visionar “Arrebato” desde la perspectiva del raciocinio es un despropósito absoluto.

Todo empieza con una cinta de Super 8 que Pedro ( Will More )le envía a José ( Eusebio Poncela ) conjuntamente con un cassette que contiene enigmáticas confidencias existenciales. Esa cinta se nos muestra inicialmente como un McGuffin cinematográfico en toda le regla. Craso error. Zulueta, consciente de ello, rehuye toda tenaza argumental y procede a deconstruir su guión con premeditación y alevosía.

Cuando lo que acontece escapa a toda lógica, el espectador se siente inmerso en una encrucijada. El derecho al pataleo, opción lícita y natural en la mayoría de los casos, se traduce indefectiblemente en la acción de cagarse en las muelas del director, de su familia y de los amiguetes de Nueva York, responsables de introducir a Iván en las diabólicas sendas del cine underground. Ello conduce, por ejemplo, a pregonar la mediocre interpretación de los actores, las insostenibles lagunas del guión, la tosquedad o precariedad de sus medios tecnológicos o el irrisorio efecto de su banda sonora. Mi alternativa, en cambio, consistió en desistir de todo intento de rastrear cualquier idea de organigrama narrativo y limitarme a disfrutar de todo lo que mi intelecto me permitiera. De ese críptico devenir de flashbacks. De esa fascinante mezcla de formatos. De ese turbador empleo de los efectos sonoros. De ese autodestructivo submundo de la droga y las paranoias artísticas. De esa obsesiva y subyugante búsqueda del arrebato artístico. De la quimérica obtención del “estado de gracia”.

Sólo así, despreciando cánones y vulnerando axiomas, pude gozar de “Arrebato” perdiendo definitivamente mi virginidad underground y corroborando que, al margen de su aura hermética y compleja, la peli de Zulueta es una de las pocas obras de arte que ha dado el cine español.

P.D..: No puntúo “Arrebato” con mayor generosidad porque le debo un segundo visionado y, porque, pese a que me ha fascinado enormemente, me siento hipócrita otorgándole un 10 a un film que me desencaja y transfigura mi cara en la de un completo bobalicón.
Taylor
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