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Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
7
Drama Primera Guerra Mundial (1914-1918). Una obra sobre la camaradería y las relaciones humanas que retrata el día a día de unos prisioneros franceses en un campo de concentración alemán durante la Gran Guerra. Nada más llegar al campo, dos oficiales de la aviación francesa se enteran de que sus compañeros de barracón están excavando un túnel para escapar de allí. (FILMAFFINITY)
31 de marzo de 2011
137 de 188 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás el título de esta crítica resulte exagerado, de acuerdo, pero lo que está clarísimo es que lo mío con el cine francés no tiene remedio. Lo he intentado con casi todos los grandes (Carné, Bresson, Truffaut, Godard, Malle y ahora Renoir) y lo único que he conseguido —en mayor o menor medida— es encadenar decepción tras decepción.

Obviamente, hay excepciones: H.G. Clouzot, por ejemplo, me encanta. Así como algunas cosillas de Truffaut, Malle, Rohmer, Clair, Clément y Chabrol. Pero poco más. Casi podría decirse, por lo tanto, que mi sentimiento generalizado hacia el cine francés es, en líneas generales, bastante tibio.

Mi última gran decepción ha sido, concretamente, “La gran ilusión”. Un film en el que había depositado grandes expectativas y del que, por desgracia, tan sólo puedo decir que se trata de una buena película. Una conclusión a todas luces paupérrima teniendo en cuenta que estamos hablando de la gran obra maestra de Renoir y teniendo en cuenta que la vi dispuesto a flipar con ella y a recompensarla como la mayoría de mis colegas cinéfilos han hecho previamente: con ochos, nueves e incluso dieces.

Lamentablemente, no he sabido conectar con su espíritu humanitario ni con su ferviente defensa de la igualdad entre clases. Y no porque no me solidarice con sus postulados, por descontado. No he conseguido conectar con todo ese contenido alegórico porque me parece excesivamente ilusorio, antojadizo e ingenuo. Y todo ello no me cuadra, para nada, en un drama carcelario ambientado en la 1ª GM. En un drama carcelario en el que los prisioneros degustan delicatessen y cognac añejo y en el que los soldados alemanes parecen hermanitas de la caridad. No, señores, no cuela. Como alegato antibelicista prefiero “Senderos de gloria”; como fábula, “La vida es bella” (el niño, al menos, sirve como pretexto); como drama carcelario, “Le trou” y como todo eso y más, “El puente sobre el río Kwai”. De aquí a Lima, vamos.

Aún así, debo reconocer que le debo un nuevo visionado (de Scardanelli suelo fiarme bastante), que los personajes —más que memorables— resultan entrañables y que la prodigiosa interpretación de Erich Von Stroheim ya justifica, por si sola, su visionado. Lo dicho: buena. Sin más. Y ahora, cojan sus bayonetas y apunten al NO. Lo comprenderé.
Taylor
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