Un pobre jorobado sin nombre (Daniel Radcliffe) ni vida malvive en el único sitio de Londres donde le aceptan, el circo, haciendo los más humillantes papeles de payaso y en sus ratos libres lee cosas de medicina. Naturalmente, no se atreve ni a hablar con la bella trapecista Lorelai hasta que la pobre tiene un accidente y, con la ayuda de un espectador desconocido, le salvan la vida. El desconocido resulta ser el estudiante de medicina Victor Frankestein (James McIvory) que ve en el joven un gran talento, por lo que le saca del circo, le quita la joroba (un absceso) y le endereza la espina dorsal con una faja ortopédica. Le proporciona un hogar, ropa y una nueva vida con el nombre de Igor.

Juntos emprenden arriesgados experimentos relacionados con generar vida a partir de la nada, hasta el punto de recomponer a un mono muerto y revivirlo durante una exhibición en la universidad. La presentación es un fracaso porque el mono resucitado es irascible y monta un gran follón, pero llaman la atención de un joven y rico aristócrata llamado Finnegan que se ofrece a financiarles. Desgraciadamente también llaman la atención del inspector Turpin que intenta detenerlos, aunque pierde un brazo en el intento y tienen que huir.

Para entonces, Igor ha empezado a tener dudas morales (alimentadas por Lorelai, con quien tiene una relación amorosa) y sus caminos se separan ya que Victor sólo piensa en pasar a la historia y demostrar a su padre que es digno hijo suyo. Finegan le ofrece a Victor un castillo semiabandonado de Escocia para proseguir los experimentos e intenta acabar con Igor, ya que su objetivo final es quedarse con la nueva tecnología para él solo.

Los caminos de todos convergen en el castillo donde Victor consigue resucitar a un monstruo de cuatro pulmones y dos corazcones, pero sin alma. Victor se da cuenta de que eso no es vida y el monstruo escapa a su control matando a Finegan y Turpin. Entre Igor y Victor acaban con él. Igor se queda con Loelai y Victor se va en busca de nuevos objetivos.