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España España · Madrid
Voto de Charles:
9
Serie de TV. Terror. Drama Serie de TV (2018). 10 episodios. Un grupo de hermanos crece en lo que acaba convirtiéndose en la casa encantada más famosa del país. Ya como adultos, viéndose obligados a reunirse tras una tragedia, la familia tendrá que afrontar los fantasmas del pasado... Adaptación de la novela homónima de Shirley Jackson. (FILMAFFINITY)
5 de octubre de 2018
225 de 258 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una maldición es, por definición, algo heredado, algo que nunca se ha ido.
Da igual que se trate de un espectro, la sombra de una enfermedad, una cobardía incrustada o un trauma incapaz de asimilar.

Capturando la esencia de esa palabra, 'La Maldición de Hill House' no es un terror convencional.
Es un silencio que ha ido aumentando hasta aislar las vidas de todos los que lo iniciaron. Es una renuncia que impide afrontar correctamente todo lo difícil que vendría. Y es una presencia que se cobra en su cuenta, lenta pero implacable, todas esas pequeñas desgracias que pueblan el día a día.
Hay una duda constante de si la naturaleza de la maldición rompió a cinco hermanos o, precisamente porque estaban rotos, con ella se quedaron.

Versionando el libro de Shirley Jackson, esta vez aquellos participantes de un experimento sobre el miedo ya viven en la casa desde el principio: cinco hermanos habitan la imponente mansión de Hill House con sus padres, donde siguen presentes las estatuas vivamente inmóviles de otras adaptaciones.
Precisamente por la circunstancia de haber hecho vida cotidiana en un hogar que era foco de ocurrencia sobrenatural, Steven, Nell, Theodora, Luke y Shirley crecen creyendo que la desgracia intermitente es un estado normal.
Sucesivos saltos en el tiempo, adelante y atrás, revisan cada una de sus vidas separadas, clavándose cada vez más hondo como cuchillada, hasta hacer sangrar desgracias profundas, personales, a menudo ocasionadas por hechos inexplicables.

"Quien ande en esa casa, andará solo" se relataba en el libro, y sobre esa temible afirmación se erige esta saga familiar.
A pesar de que en algún momento se apoyaron, pasado el tiempo y el trauma de dejar la casa los cinco hermanos se olvidaron, lidiando por su cuenta con las consecuencias: Steven hizo fama encerrando en literatura efectista aquello en lo que desesperadamente no quiere ni quiso creer, Shirley se propuso que nadie más falleciera siendo una sombra de lo que era ("puedo arreglarlos"), Theo palió su maldita videncia gastando caricias que no la aterrorizaban, y Luke se refugió en drogas para que la larga sombra de su inseguridad no le siguiera.
Quedó atrás, por supuesto, la demasiado buena y dulce Nell, cargada de miedos e inseguridades, acosada en la duermevela siempre por la misma mujer desastrada, intentando hacer vida normal y fracasando en montar su propio cuento de hadas, porque hay demasiadas veces en que nuestra felicidad depende de gente que nos dé un espacio seguro que habitar.

El único espacio que Nell ha tenido y tendrá es Hill House.
Cada vez más pendiente de sus deseos y refugios, cada vez más fuerte en su nostalgia por unos tiempos mejores, y ese profundo temor de que no puedan repetirse.
"Estaba justo aquí y nadie me veía" dice en un momento del pasado, en una de esas noches en la mansión que no tienen sentido, y es un eco que se repite en su vida actual, con hermanos y padres que no tienen tiempo para tenderle un hombro sobre el que apoyarse, porque están ocupados buscando sus propios fantasmas en la oscuridad y echándose a la cara cada puta vez que se fallaron.

Tan solo hacía falta darse cuenta.
De que ella estaba delante, de que los monstruos ya viven dentro de cada uno, y ganan porque falta valor y apoyo para hacerles frente.
No me da miedo el escuálido espectro sonriente de la esquina, sino la cruda confirmación de que siempre ha sido más fácil abandonar lo que no se necesita, dejar pasar lo que no se entiende e ignorar lo que nos destruye.
Criaturas estas que viven en Hill House, y no te sorprenden con subidón de volumen, sino que se posan suavemente sobre la herida que más duele.

Mirándola en conjunto, la mansión fue poblada por los Crain, y es cierto que, como se menciona, únicamente era "una carcasa".
A ellos, como a cualquiera, nunca les asustó sentir de vez en cuando una presencia mirando desde el cuarto más alejado, porque quién más quién menos guarda esqueletos que nunca ha superado.

Lo que de verdad aterroriza es devolver la mirada a un espectro, y darte cuenta de que solo refleja tu propia pena y desconcierto.
Y eso esta serie lo tiene tan bien aprendido que se permite el lujo de emocionarte... justo al final de un escalofrío.

Qué miedo damos cuando nos dejamos de lado o hacemos crecer mala hierba en el corazón de quien nos ha amado.
Si el terror tiene una esencia pura, debe ser sin duda esta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charles
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