Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Voto de Charles:
7
Drama Chiron es un joven afroamericano con una difícil infancia y adolescencia, que crece en una zona conflictiva de Miami. A medida que pasan los años, el joven se descubre a sí mismo intentando sobrevivir en diferentes situaciones. Durante todo ese tiempo, Chiron tendrá que hacer frente a la drogadicción de su madre y al violento ambiente de su colegio y su barrio. (FILMAFFINITY)
16 de enero de 2017
234 de 274 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se sabe si Barry Jenkins conocerá la castiza expresión "de noche, todos los gatos son pardos".
Básicamente, tiene el mismo significado que cuenta Juan, el camello de buen corazón, cuando relata que una anciana le confundió en la noche con cualquier otro, porque todos los chicos eran iguales. Aquella anciana le llamó Blue, solo para sacarlo de ese todo uniforme, para reconocer su existencia.
Y es que, efectivamente, en esta vida parece que todos somos iguales, y aún más, que debemos serlo.

Pero Chiron, el protagonista de esta historia, no lo es.
No se siente "normal" y no le hacen sentir "normal" (como si hubiera una definición concreta de esa palabra).
Él es diferente, aunque no sepa por qué, pero así se siente.

'Moonlight' es el desarmante retrato de su crecimiento y madurez, lidiando con esa verdad, en un entorno que no le da ninguna oportunidad para expresarla.
Ya en el primer capítulo (1. Pequeño) es el monstruo de Frankenstein particular de personas violentas e inmorales, tratando de conciliar en si mismo los pocos conceptos que es capaz de entender sin que nadie se lo diga. "Maricón", "droga", "raro"... son palabras que se escapan a su comprensión, que muchas veces se olvida que un niño no tiene que comprender a corta edad.
A su alrededor, los adultos siempre le coartan o le echan en cara su silencio, desestimando enseguida su conversación, pero Juan es el único que quiere compartirlo: como aquella anciana que le hizo reconocerse, él quiere dar lo mismo que recibió.
Para Chiron, la gente nombra las cosas, estableciendo lo que son, y teniendo él que nombrar de la misma manera esos sentimientos, verdades, conceptos, cuando está claro que no los percibe igual.

En el segundo capítulo (2. Chiron) el desconcierto se mezcla con el voluble carácter adolescente.
Un compañero le habla de una chica que se ha follado en la escalera, se lo cuenta con todo detalle, "pues para eso estamos los hombres". Vemos en la cara de Chiron, a través de la intrusiva cámara de Jenkins, que él no piensa de la misma manera, pero calla.
Porque su instituto es un mundo de apariencias, de barreras que debes alzar para conseguir ser respetado, o en el caso de Chiron para evitar que te hagan daño. Una lección que él ha aprendido de una madre disminuida e histérica, cuyo único cariño aparece cuando tiene que pedirte algo.
Sin embargo, Chiron no espera que esas apariencias estén tan presentes como para no tumbarse con una intimidad en la playa, o un cálido apretón de manos en la medianoche. Si lo pensamos bien, nadie lo espera en realidad, nadie nos dice que lo bueno nunca dura, que el peor golpe lo da el mejor amigo y que debemos ponernos la máscara de quien no somos para sobrevivir a lo que nos dicen que debemos ser.
Es algo que aprendemos a golpes, físicos o morales, cuando nos miramos dolorosamente en un espejo y no queremos ser la persona que está al otro lado.

Al tercer capítulo (3. Black), Chiron ha adoptado el apodo que le pusieron en su día.
Como protección, como costra musculosa en su cuerpo, como un engaño que se ha visto obligado a aceptar para que le dejen en paz.
Entonces llega una llamada, un sentimiento, lo único real que le pasó, hace tanto tiempo.
No deja de ser curioso, que los que más daño hacen, son los que siempre decían querernos más. Parecería que todos llevamos esa máscara de lo que debíamos ser, y por algún estúpido motivo, nunca nos la quitamos.
Hasta que es demasiado tarde, claro, eso siempre pasa.

Una verdad dolorosa que establece 'Moonlight' es que nadie nos enseña a vivir la vida.
Creemos que tenemos que hacer esto, intentamos adaptarnos... y rara vez nos damos cuenta de que lo que tenemos nunca es lo que quisimos.
Nos convertimos en uno de esos que dictan qué es lo "normal" y rara vez nos salimos de ahí.
Solo es más tarde, en un recuerdo, en una mirada... cuando podemos encontrar quiénes somos, cuando podemos romper el molde que no nos dejaba movernos

Sí, de noche todos los gatos son pardos.
Y vivimos sumidos en una larga y oscura noche.
Pero eso no significa que nunca podamos salir de ella, si lo queremos lo suficiente.
Charles
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow