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España España · Madrid
Voto de Charles:
8
Serie de TV. Drama Serie de TV (2016-2017). 1 temporada. 11 episodios. Verano de 1977. Nueva York es una ciudad decadente y vapuleada. Armados únicamente con juegos de palabras, bailes improvisados, algunos rotuladores y tubos de spray, esta panda de adolescentes del South Bronx sellará un pacto que irá creciendo y creciendo hasta cambiar sus vidas —y el mundo— para siempre. La 'Parte 2' comienza en 1978, un año después. La agitación de finales de los ... [+]
14 de noviembre de 2016
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un rapero narra pedazos de su vida en un escenario.
Las calles de la Nueva York que le vio nacer le observan, las gentes del público le aclaman y jalean. Canta y rima con fiereza y pasión, pero pocos saben que lo que narra lo hace desde el corazón.
Un vagón pasa, el último metro al Bronx se escapa, y la ambientación de los 70 nos atrapa.

'The Get Down', como toda la obra de Baz Luhrmann, tiene un encanto difícil de clasificar.
Todo transpira el más puro sentido de la maravilla. O, aunque no lo haga, mantiene la promesa de que el sol no tardará en brillar.
Hasta los momentos más cínicos, más tristes o desesperanzadores guardan el aire de una tragedia clásica que aún sabemos debe reequilibrarse.
La sensación continua entonces es la de un inmenso teatro musical, al que hemos sido invitados con todo el espectáculo posible, y donde veremos una de esas historias más grandes que la vida que nos reconciliaran con el mundo.

Dicha historia viene, en este caso, de unos perdidos y solos jóvenes, buscando hacer sobresalir su voz entre grandes gurús musicales y aún más grandes guardianes de la virtud (sin que en ningún momento nos queden claras las diferencias entre ambos, quizá no las haya), en una Nueva York que con imágenes de archivo se asoma, deseando dotar de verdad sus pequeños dramas.
Ezequiel quiere hacer valer su talento con las rimas, pero carece del valor para enseñarlas.
Mylene quiere poner su voz en los cielos, pero su padre le ha enseñado que ese solo es el lugar de Dios.
Y Shaolin Fantastic busca la redención de un ritmo que le saque de su vida, una de la que presume pero que parece más bien obligado a aceptar.

Todos ellos buscan su voz, pero su problema es estar voluntariamente atrapados en las voces ajenas equivocadas.
Cantan, corren, bailan y se desloman, pero no tiene ningún sentido porque habitan bajo la sombra de gigantes que disfrutan pisoteándolos. El primer capítulo, una improbable película que podría haber venido firmada por el propio Luhrmann, mantiene esa ilusión de que mejor tener nuestro pequeño hueco sobre el que construir ilusión, aunque sólo estemos sonriendo porque el show debe continuar.
Pero entonces luego vienen los desplantes, las salidas de tono. Como si fuera una cadena continua, frágil pero enlazada, Ezequiel, Mylene y amigos comunes empiezan a escalar, cada uno con el apoyo del otro, aunque no se hablen o aunque se peleen.
La vida para todos ellos no es fácil, pero una verdad absoluta es que juntos son más.

El simple apoyo se transforma en cariño, puede que en amistad, a lo mejor en amor. Y las canciones dejan de ser vagos intentos de subirse a los hombros de gigantes para expresar sentimientos, luchas, decepciones y sueños. La música, utilizada de esa manera, difícilmente sonará bajo.
El aprendizaje no es fácil: nos queda claro viendo a Shaolin rubricando con sudor su mesa de DJ, o viendo a Mylene desafiar la santidad de su padre con su exuberante físico. Pero llega el día en que, más que luchar, parece que están disfrutando.

De las cenizas de un barrio deprimido, de unos adultos encadenados a sus obligaciones, surge una llama joven que arrasa con sus canciones.
Esto es el Get Down, y esta su historia. Escucha su ritmo, para que pasado el tiempo puedas apreciar la poesía que late debajo.
Es una forjada en la verdad, en el esfuerzo y las ilusiones. Una que se ha desligado del poder fácil y ha crecido imparable hasta cambiar la vida de los que la crean.

La clave era conseguir una música que hablara de ellos, que no pertenezca a otros, gritando alto y claro que están ahí.
Charles
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