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Cuba Cuba · Barcelona
Voto de Luisito:
5
Drama América, años treinta. Chuck Glover (Montgomery Clift) es un funcionario del Gobierno del Valle del Tennessee, encargado de expropiar las tierras ribereñas, cuyos habitantes sufren con frecuencia los devastadores desbordamientos del río. El objetivo es, además de evitar catástrofes, construir una presa hidroeléctrica que garantice el progreso de la región. Pero ese proyecto exige la demolición de las viviendas de una pequeña población y ... [+]
22 de diciembre de 2015
6 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película de Kazan gustará a aquellos que no les importe ver a los cuatro paletos típicos de la USA profunda, nada menos que ambientada en los años treinta, cuando la segregación racial era una costumbre que apenas se discutía. "Río salvaje" estará bien hecha, pero nos cuenta una historia cuyo interés es bastante relativo, como relativos son los gustos. Hay ciertas cosas, al menos dos se me han ocurrido ahora, que sin embargo son indiscutibles: la primera relacionada con Montgomery Clift y la segunda tiene que ver con Lee Remick.

Respecto a él, queda claro cuando confiesa que le gustaría ganar alguna pelea alguna vez, que no es el típico machote duro que sabe imponerse en un ambiente hostil. No es poca cosa físicamente, es más bien un problema de actitud, de cómo se ha trazado su personaje. Tal vez las conocidas adicciones en su ajetreada vida real, y un reciente (y famoso) accidente de tráfico habían mermado sus facultades, el caso es que el pobre Clift irradia una rareza que no acaba de cuajar en el mundo rural que plantea la película.

Y respecto a ella, al azul de sus ojos, pues no sé qué puedo decir más si confieso que es lo mejor de la película. Tiene una breve charla en la isla con Montgomery Clift y asegura que hacía años que no hablaba tanto con un hombre. Y se enamora, claro. Yo me enamoraría de ella al oír la historia de su vida, por sus ojazos también, desde luego. Y por la ternura que desprende al estar rodeada de tanto paleto...

Y para el final dejo a la abuela, que niega lo inevitable y acaba como tiene que acabar, por supuesto, de la manera más previsible. En difinitiva un melodrama justito, si no fuera por los ojos de ella yo me duermo a la media hora, palabra.
Luisito
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