El principal problema que tiene una película que trata de la vida de un cura es que por lógica vamos a ver crucifijos a patadas, iglesias y toda la palabrería relacionada con la religión cristiana. Es decir, un ateo debería salir corriendo, pero como hay que ver de todo y uno nunca sabe qué sorpresas te da el cine, creo que no ha sido mala idea ponerme "Monsieur Vincent", que es la vida de un cura, sí, pero no es un cura cualquiera. La espectacular interpretación de Fresnay hay que verla para opinar sin equivocarse. Porque se sale, si la película vale la pena es por ver a un monstruo que se merienda la pantalla. La película puede que se haga larga y que sea previsible, pero vale la pena por Fresnay. Y además, que no es poco importante, se trata de un religioso con vocación social que vuelca su vida por ocuparse de los marginados. El retrato de la pobreza en la Francia del S.XVII es tremenda.

Por ello, por Fresnay y por las imágenes de esa gente tan sumamente miserable, me encuentro defendiendo una película de temática religiosa. Yo, que veo un cura y salgo corriendo. Las primeras escenas del cura Vincent llegando al pueblo desierto en el que le empiezan a tirar piedras los habitantes invisibles suponen un arranque portentoso. Luego la peli da vueltas y vueltas a lo mismo. Sin embargo, insisto, lo de Fresnay no tiene nombre. He leído unas breves anotaciones sobre la vida del actor, acusado de colaboracionismo durante la ocupación alemana y encarcelado... Y dos años después dándolo todo delante de la cámara. Muy pocos como él.