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Voto de Luisito:
8
7 de septiembre de 2016
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy al margen de los nombres propios más célebres del cine japonés, Kihachi Okamoto es un director que por lo que he visto hasta ahora, merece mucho la pena. "Samurai Assassin" es mi tercer encuentro con él y sólo puedo decir que espero que hayan más ocasiones. Aquellos que busquen algo tan concreto como es el género de samuráis, no hollywoodiense por supuesto, hablo del cine hecho en Japón, deberían asomarse a la filmografía de Okamoto como estoy haciendo yo. "Samurai Assassin" es imprescindible.
No hay que tener miedo a enfrentarse a una buena cantidad de nombres propios japoneses porque la historia, pese a la riqueza de sus detalles, nos colocará en nuestro sitio. Así que si uno está habituado a la ética japonesa y a su peculiar manera de entender y hacer las cosas, sólo hay lugar para disfrutar. Estamos en el S.XIX, en el final del período Tokugawa, y aunque el invierno acabe y esté llegando la primavera, no va a parar de nevar. Toshiro Mifune, nuestro pobre protagonista, no podía tener mejor contexto para exhibirse.
Lo cierto es que si uno disfruta con el desarrollo de la película, con su fotografía y la profundidad de la trama, llegar a esos minutos finales de absoluto desmadre es muy gratificante. Dan ganas de volver a ver "La espada del mal". No sabría decir si Niiro es un perdedor nato o no, para mí es sublime. Las últimas escenas, con un B/N que derrama tanta melancolía, son para no olvidar.
No hay que tener miedo a enfrentarse a una buena cantidad de nombres propios japoneses porque la historia, pese a la riqueza de sus detalles, nos colocará en nuestro sitio. Así que si uno está habituado a la ética japonesa y a su peculiar manera de entender y hacer las cosas, sólo hay lugar para disfrutar. Estamos en el S.XIX, en el final del período Tokugawa, y aunque el invierno acabe y esté llegando la primavera, no va a parar de nevar. Toshiro Mifune, nuestro pobre protagonista, no podía tener mejor contexto para exhibirse.
Lo cierto es que si uno disfruta con el desarrollo de la película, con su fotografía y la profundidad de la trama, llegar a esos minutos finales de absoluto desmadre es muy gratificante. Dan ganas de volver a ver "La espada del mal". No sabría decir si Niiro es un perdedor nato o no, para mí es sublime. Las últimas escenas, con un B/N que derrama tanta melancolía, son para no olvidar.