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Cuba Cuba · Barcelona
Voto de Luisito:
7
Drama. Thriller Francia, 1980. Un carnicero (Philippe Nahon) vive solo con su hija tras ser abandonado por su mujer. Un día la niña tiene su primera regla y corre hasta la carnicería de su padre que, al ver la sangre, cree que la pequeña ha sido violada. El carnicero sale enfurecido de la tienda y acaba agrediendo a un inocente. La niña es internada y él encerrado en prisión... (FILMAFFINITY)
9 de enero de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El desgraciado protagonista de esta película lo tiene todo. Si algún día me encontrara por mi barrio a Gaspar Noé le haría algunas preguntas, pero principalmente le felicitaría por haber sido valiente al retratar tan bien la vida de un personaje tan desquiciado usando al límite todos los recursos a su alcance. Ese carnicero no tiene perdón, la descripción de su sistema de pensamiento a través de esa excelente voz en off nos muestra a alguien alienado, egoísta, racista, homófobo, violento y evidentemente psicótico. Es un perdedor que se ha vuelto tóxico, lo tiene todo. ¿Alguien más se había atrevido con algo así?; el espectador va a sentir incomodidad permanente, asco, repulsión y por supuesto, tal es mi caso, que se haga justicia (un concepto que junto con el de moral casualmente se usa desde el principio y durante toda la película) y alguien le pegue un bofetón tras otro. Estamos a punto de ver que lo ajustician vía escopeta pero no tenemos esa suerte...

No hay nada que lo pueda sacar de esa espiral maligna que pervierte el concepto de moral hasta que aparece físicamente su hija, que tanto se menciona, en forma de posible salvavidas. O eso creíamos. Cuando en esos carteles se anuncia que el espectador tiene una cantidad de segundos para abandonar la proyección porque lo que va a venir puede ser duro he comprendido que Gaspar Noé va más allá de la provocación y que, efectivamente, nadie ha hecho nada parecido. Bravo entonces, aunque nos haya jodido. El trabajo bien hecho ahí queda; habrá directores especializados en hacer reír, los hay que filman a la perfección secuencias de acción. Gaspar Noé es bueno provocando malestar.

Me ha hecho gracia que el encargado de una tienda en la que podría haber trabajado le pidiera sonreír a la clientela. ¿Sonreír?; y ahí va una de las claves de que algo así funcione, más allá de la voz en off y las palabras, la cara que pone el actor protagonista constantemente, de perro rabioso, es un diez.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Luisito
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