Hace poco nos dejó Robert Loggia, un actor que se hinchó a interpretar pequeños papeles, que vivió al lado de los grandes protagonistas y que en "El honor de los Prizzi" ocupa un lugar importantísimo dentro de la cúpula formada por la familia de mafiosos italianos. Este es mi pequeño homenaje en forma de pocas palabras, ya no sólo a Loggia, haría extensibles mis elogios a todos los pequeños papeles de tantos secundarios que nutren cualquier buena película.

No hace falta decir que "El honor de los Prizzi" nace a rebufo de la gran película de mafiosos que todos conocemos, sin embargo lo que la hace distinta es que posee tanto formas evidentes de parodia como puntos de incuestionable melodrama desatado. Esta doble etiqueta deja insatisfechos a muchos espectadores, es comedia y drama a la vez, de manera que no es una de mafiosos al uso, como las que todos conocemos. Pero aparece Nicholson, que para algunos no será un galán, pilla un avión para intentarse ligar a Kathleen Turner y se pone una chaqueta amarilla que la verdad, sólo por eso, como dice un amigo mío, ya valen la pena las dos horas. También hay frases increíbles como la que suelta ella, que forma parte del gremio del asesinato, que asegura que matar a 4 ó 5 personas al año no es para tanto teniendo en cuenta el total de la población...

Y bueno, el final no es nada brillante, bastante atropellado diría, pero llegados aquí hay que reconocer que la película entretiene porque el guión engancha. Eso sí, sin tan brillantes secundarios una película así no sería posible, palabra.