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Voto de MrRipley:
9
6,7
406
Drama. Bélico
Dos años después de la invasion de Noruega por los nazis, los habitantes de un pequeño pueblo pesquero esperan la llegada de armas para iniciar la revuelta contra los alemanes. Karen Stensgard, la hija del médico del pueblo, y Gunnar Brogge, un pescador que pensaba combatir a los nazis desde Inglaterra, serán los jefes de la sublevación. (FILMAFFINITY)
25 de abril de 2011
19 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como Un paseo bajo el sol o El extraño amor de Martha Ivers, Al filo de la oscuridad es fruto de la colaboración entre el ya por entonces prestigioso guionista Robert Rossen (por entonces sólo guionista; su debut como director no llegaría hasta 1947) y el director Lewis Milestone. Es una película de estudio, no lo que luego se llamaría una "obra de autor", y sin embargo está totalmente marcada por la personalidad de estos dos notables creadores.
Dirigida en 1943, en plena guerra mundial, es una obra valiente (aunque seguramente planeada ya después de la entrada de Estados Unidos en la contienda -diciembre de 1941-) que plantea la necesidad de tomar partido contra el nazismo, describiendo para ello la épica de la rebelión contra la ocupación alemana de un pequeño pueblo pesquero de Noruega. Rossen, anti-nazi convencido hasta cuando adaptaba a Jack London en El lobo de mar (1941), parece tan interesado en la lucha de los rebeldes decididos, como en el drama de los delatores o en la toma de partido de los indecisos. Aunque, quizás por encima de todo ello, su interés se dirige no sólo a la denuncia, sino a la descripción y comprensión de los mecanismos de poder del terror, que alimentando todo lo más vil que hay en la naturaleza humana, lleva a considerar como simples medios la violencia y la humillación, formas establecidas de conseguir el sometimiento a no se sabe muy bien qué ideal exacerbado de autoridad. Una brutalidad llevada al límite cuando, además, se puede llevar a cabo desde la total impunidad. La humillación en el nazismo no era un caso particular o la excepción de algún esbirro, sino una solución sistemática.
Dirigida en 1943, en plena guerra mundial, es una obra valiente (aunque seguramente planeada ya después de la entrada de Estados Unidos en la contienda -diciembre de 1941-) que plantea la necesidad de tomar partido contra el nazismo, describiendo para ello la épica de la rebelión contra la ocupación alemana de un pequeño pueblo pesquero de Noruega. Rossen, anti-nazi convencido hasta cuando adaptaba a Jack London en El lobo de mar (1941), parece tan interesado en la lucha de los rebeldes decididos, como en el drama de los delatores o en la toma de partido de los indecisos. Aunque, quizás por encima de todo ello, su interés se dirige no sólo a la denuncia, sino a la descripción y comprensión de los mecanismos de poder del terror, que alimentando todo lo más vil que hay en la naturaleza humana, lleva a considerar como simples medios la violencia y la humillación, formas establecidas de conseguir el sometimiento a no se sabe muy bien qué ideal exacerbado de autoridad. Una brutalidad llevada al límite cuando, además, se puede llevar a cabo desde la total impunidad. La humillación en el nazismo no era un caso particular o la excepción de algún esbirro, sino una solución sistemática.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Sin fáciles heroísmos, un notable mérito de la película es que saber retratar las humillaciones cotidianas y el malestar que alimenta la rebelión contra el opresor. Incluso en el retrato de los nazis caben personajes con humanidad, aunque ahí domine claramente rechazo visceral. Una de las subtramas más originales describe la atracción entre un oficial nazi y una de las rebeldes, la posadera ("me recuerdas tanto a mi mujer"), interpretada por Judith Anderson; durante la revuelta final, el nazi muere a manos de ella. Como dice uno de los personajes, era, esa sí, una época de blancos y negros, sin sitio para las medias tintas (y sin embargo hay algo oscuro en esa muerte, como si más allá de la ejecución de un enemigo, se tratara de una especie de venganza por haberse dejado seducir por él, por haber sido débil ante el opresor; como si su atracción por un enemigo fuera una claudicación y una traición a su padre, víctima del invasor; más aún, como si ello supusiera el reconocimiento de un atractivo implícito en "la bestia").
A destacar la labor del estupendo elenco de actores secundarios.
A destacar la labor del estupendo elenco de actores secundarios.