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España España · Madrid
Voto de horacio:
10
Drama Karen (Audrey Hepburn) y Martha (Shirley MacLaine) son las directoras de una exclusiva escuela para niñas. Una alumna maliciosa y vengativa, despechada por un castigo que ha recibido, oye por casualidad un comentario y lo utiliza, distorsionándolo, para acusar a sus profesoras de una conducta reprobable. Los escandalosos rumores se extienden velozmente por la comunidad escolar, con repercusiones inmediatas y devastadoras. (FILMAFFINITY)
20 de febrero de 2008
95 de 104 usuarios han encontrado esta crítica útil
La obra en que se basa es de 1934. Hoy, en una sociedad occidental y cristiana mucho más abierta, aún pervive el conflicto, y ni te cuento en sociedades más cerradas.

Sin mencionar exactamente de qué va ese conflicto, sí digo que el problema de estas dos mujeres sucedió de alguna forma en la vida de la autora, no con esta carga porque ella vivía en otro ambiente, pero sí alrededor de su ferviente amor por su mejor amiga, algo que reaparecerá en el cine años después en Julia, donde Vanessa Redgrave y Jane Fonda representan a Lillian Hellman y su mejor amiga en una arriesgada aventura bajo dominio del nazismo, aventura por cierto autobiográfica.

De algún modo una y otra película se unen. Es muy interesante verlas juntas o cercanas. Son estupendas las dos aunque La Calumnia es una obra maestra absoluta, especialmente enriquecida con las interpretaciones llenas de matices de Audrey y Shirley, actrices y mujeres ejemplares, llenas de vigorosa inteligencia.

Lo más importante de su argumento es hasta qué punto una calumnia puede destrozar una vida. Tanto si es un asunto sexual, político, social o económico, la tremenda dificultad de desandar ese camino en el que tantos te han señalado con el convencimiento de tu culpabilidad, hasta llegar a hacértelo creer y convertirte en tu propio enemigo.

Hoy en día, bastantes medios de comunicación viven, prácticamente, de calumniar, de vapulear la vida íntima de gente influyente. Si años después de la pública infamia pierden las querellas, no les importa, pagan la multa y repiten la historia con otra víctima. El dolor inmenso de estas personas no llega a conocerse nunca: pertenece a una intimidad que nunca debería haberse violentado.
horacio
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