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España España · Madrid
Voto de horacio:
9
Drama. Comedia. Romance Londres, 1938. La bella y seductora Julia Lambert se encuentra en su apogeo físico y profesional. Sin embargo, tanto su brillante carrera teatral como su matrimonio con el atractivo empresario Michael Gosselyn empiezan a aburrirla y echa de menos la novedad, la emoción. Precisamente entonces entra en escena Tom Fennell, un apasionado admirador que resulta irresistible para la actriz. Julia piensa que quizá un romance pueda servirle para ... [+]
16 de diciembre de 2008
19 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada vez que veo esta película doy gracias por la existencia del dvd: me permite retener, repetir, dejar en cámara lenta, saborear cada mohín, cada susurro, cada lágrima, amago de sonrisa y variadas carcajadas de una actriz que, siempre formidable, no había tenido ocasión de componer un personaje parecido. Más aún: componer como si de una sinfonía se tratara, muchas melodías de tiempos idos, porque aquí se trata de recrear una diva de los años treinta, un tipo de star que ya no existe y que dudo que la propia Annette Bening haya conocido personalmente.
Esta diva divertida y compleja fue un estigma para el buen teatro porque todo giraba en torno a la primera actriz de un modo caprichoso, en contra de los contenidos previstos por los poetas dramáticos. Pero, eso sí, a menudo el destrozo que hacía de las obras lo interpretaba con tal talento que convertía en éxito un auténtico tostón.
Esta Julia fue descrita por William Somerset Maugham (1874-1965) en el mismo año 1937 en que transcurre la acción, en una novela breve titulada “Teatro”, el teatro que él conocía como autor de enorme éxito, muchas veces víctima de divas como ésta o agradecido servidor, suplicante para lograr que una actriz de este tenor protagonizara una obra suya. Por eso el retrato está lleno de simpatía, y el propio WSM se reserva el papel de un gran amigo de la divina que no puede ser su amante … porque “soy del otro bando”, ante lo que Julia reacciona con una de sus espléndidas carcajadas, besándola y abrazándole fraternalmente. Con los años SM dejó el teatro y pasó a convertirse en un novelista también de mucho éxito.

Annette Bening da lo mejor de sí para entrar y salir de esa clase de actuación ya perimida, reconvirtiendo aquel talento en uno nuevo, uno poderosamente seductor que le permite hacer lo mismo que su personaje: pasar de la humillación al triunfo, de la pérdida de afectos a la reconquista de los más profundos para, finalmente, reconciliarse con lo más sereno y sabio de sí misma.

En este homenaje al teatro, SM no se priva de fustigar sus zonas más vulnerables de cinismo y oscuros intereses, pero al mismo tiempo recupera el hechizo de este arte mayúsculo, cosa que el director húngaro Istvan Szabó ya había logrado con éxito trece años antes, “Cita con Venus”, donde una espléndida Glen Close encarnaba a una diva de la ópera. Pero mientras aquélla giraba sobre el teatro cantado y tenía ambiciones de reconciliación social europea, “Conociendo a Julia” juega el delicioso juego de la comedia de enredos amorosos a la manera de entonces con la disciplina de hoy, disciplina rigurosa de todo el equipo de producción encabezado por un reparto de primera.
Junto al extraordinario despliegue de facultades de Annette Bening, humildes actorazos componen sus partes, por pequeñas que sean, como Jeremy Irons y Michael Gambon.Todo felizmente musicado por Michael Danna, el canadiense que suele envolvernos en la misteriosa fascinación de las películas de Atom Egoyan.
horacio
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