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Voto de El Despotricador Cinéfilo:
8
Western. Aventuras. Romance Recién terminada la Guerra Civil americana (1861-1865), dos hombres deciden conducir ganado desde Texas hasta Montana, difícil tarea que supone enfrentarse a forajidos, indios y a la propia Naturaleza. Ben Allison (Gable) y su hermano Clint (Cameron Mitchell) pretenden conseguir una gran fortuna robando ganado; para ello se asocian con Nathan Stark (Ryan), un importante ganadero que tiene que conducir una gran manada. Durante viaje, ... [+]
22 de septiembre de 2012
27 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estrellas ha habido en la historia del cine desde sus orígenes y siempre las habrá, pues incluso hoy en día que todo el mundo hollywoodiense está más desmitificado siguen existiendo grandes estrellas del calibre de Brad Pitt, George Clooney o incluso Tom Cruise (que lleva incombustible instalado en el estrellato desde hace casi 30 años a base de instinto, constancia y talento).

Ahora bien, cualquier cinéfilo en el fondo de su corazón sabe que las verdaderas, esenciales y legítimas estrellas son las del cine clásico donde surgieron auténticas leyendas y mitos cinematográficos que atesoraron, consolidaron y mitificaron la magia del cine y la fascinación que nos cautivaron. Y si de estrellas clásicas hablamos, probablemente Clark Gable es su mayor exponente. ¿Por qué? Pues porque concentra y exhala en su dilatada e inolvidable carrera todo el carisma, talento, magnetismo, personalidad, fuerza, atractivo, simpatía y mitomanía que se le puede pedir a un estrella. Un digno Rey de Hollywood como fue apodado en su época por sus fans.

Por tanto, contar con Gable para "Los implacables" ya es el primer paso para aportar personalidad y enjundia a una película. Añadamos además que tras la cámara está Raoul Walsh, y decir Waslh es como decir John Ford, es decir, cine en estado puro y uno de los más grandes genios cineastas que jamás dará el séptimo arte. Además, para el director no era algo nuevo el argumento de la película, pues si nos fijamos con atención en ciertos momentos es como si fuese un remake de su memorable "La gran jornada" dirigida por sí mismo 25 años antes con otro mito del celuloide: John Wayne. Y si lo completamos con una muy sensual (y muy divertida) Jane Russell ya la receta es perfecta. Un plato perfecto para ser degustado sobre todo por los amantes del western y del cine clásico.

El resultado de "Los implacables" es el esperado pero no por eso deja de sorprender. Primero porque es un film muy compacto con algunas de las escenas de paisajes monumentales en cinemascope más bellas jamás rodadas. Segundo, contiene un impecable y firme pulso narrativo de Walsh para dirigir con su maestría habitual la acción, la aventura, el romance, el drama e incluso algunos afortunados toques de humor. Tercero, la química brutal entre Clark Gable y Jane Russell hace saltar chispas con algunos inteligentes y picantes diálogos con doble sentido. Cuarto, por si fuera poco, un solvente grupo de secundarios donde destacaba el siempre correcto y versátil Robert Ryan que siempre aporta más carisma a un film, como si con el de Gable no fuese ya más que suficiente.

De forma concisa y resumida se podría decir que "Los implacables" es el un western es estado puro, paradigma de los que engrandecieron el género y lo convirtieron en mítico y antológico. Vamos, una gozada, para que nos entendamos.

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El Despotricador Cinéfilo
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