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Voto de Baxter:
10
8 de enero de 2008
71 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rossellini filmó esta cáustica fábula sobre el reencuentro con el amor y la ilusión perdidos unos pocos años después de contraer matrimonio con su musa Ingrid Bergman. Fue su tercera película juntos (llegarían a trabajar en cinco) y en ella Rossellini volcó todo su esfuerzo cinematográfico en filmar y transmitir toda la experiencia interior de una mujer decepcionada. El director quiso hablar del amor sintiéndose enamorado, pero paradójicamente disertó sobre su fragilidad, su evanescente realidad, su precaria existencia y las circunstancias terrenales que limitan su supervivencia; aspectos que, en el tiempo, conducen las relaciones sentimentales humanas a un abismo de desidia, monotonía y desilusión. Rossellini encontró su inspiración en su esposa y también en la magia mediterránea de los paisajes y monumentos del sur de Italia, sin lugar a dudas el personaje protagonista más influyente y decisivo de la película. Te querré siempre aborda un viaje literal para el reencuentro consigo mismo, un paseo interior por la sabiduría natural y la condición humana, las reflexiones íntimas de una mujer que se enfrenta a una vida de insatisfacción, mentiras y conformismos hipócritas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Te querré siempre forma parte de ese importante grupo de películas míticas que no lograron en su momento conectar con el público, aunque sí años después con la crítica de todo el mundo, redescubierta por los artífices de la mítica revista Cahiers du Cinéma. Resulta lógico pensar que la omisión de beneplácitos populares se debe a que no se trata de un film medianamente comercial, ni de una película para todos, puesto que la acción, la estructura y tempo narrativos no participan de la ortodoxia del cine de masas. Se trata de un complejo, cautivador, emotivo y sugerente drama sobre la relación de pareja; una inteligente tesis sobre la incertidumbre y desvelos que provocan la desconfianza acumulada durante años, la soledad acompañada, el amor descompasado, la volubilidad moral, la hipocresía y el cinismo burgués que acompañó a la sociedad una vez concluida la II Guerra Mundial.
Y como no podía ser de otra forma, Roberto Rossellini logra el más difícil todavía sacando la máxima expresividad de los primeros planos, de los gestos, ademanes y miradas de complicidad. Rossellini pinta sobre el lienzo de su propia y desbordante imaginación y plasma su creación en escenas sugerentes con el fondo del paisaje italiano, capaces de transmitir todo un cúmulo de sentimientos y reflejar la complejidad (y compromiso con su público) del genial director italiano. Con su total desobediencia hacia las muy subjetivas leyes de la construcción dramática, Rossellini realiza una minuciosa mezcla de documental y ficción: parece que no cuenta nada, parece que no ocurre nada relevante durante el metraje. Esto es debido a que la acción trepidante, aunque apenas perceptible, se encuentra en el interior de cada uno de los personajes, que no dejan escapar al exterior más que trazas de su desafuero interno, pequeños detalles de su desesperación, retazos ínfimos de su pasión carnal aún latente, todos ellos vínculos mínimos donde el espectador pueda asirse. El cine en su más extraña pureza.
Y como no podía ser de otra forma, Roberto Rossellini logra el más difícil todavía sacando la máxima expresividad de los primeros planos, de los gestos, ademanes y miradas de complicidad. Rossellini pinta sobre el lienzo de su propia y desbordante imaginación y plasma su creación en escenas sugerentes con el fondo del paisaje italiano, capaces de transmitir todo un cúmulo de sentimientos y reflejar la complejidad (y compromiso con su público) del genial director italiano. Con su total desobediencia hacia las muy subjetivas leyes de la construcción dramática, Rossellini realiza una minuciosa mezcla de documental y ficción: parece que no cuenta nada, parece que no ocurre nada relevante durante el metraje. Esto es debido a que la acción trepidante, aunque apenas perceptible, se encuentra en el interior de cada uno de los personajes, que no dejan escapar al exterior más que trazas de su desafuero interno, pequeños detalles de su desesperación, retazos ínfimos de su pasión carnal aún latente, todos ellos vínculos mínimos donde el espectador pueda asirse. El cine en su más extraña pureza.